SEVILLA 6.3.2020 / Jose Manuel García Bautista
Diluido por las informaciones del coronavirus en España hay un drama activo que merece ser recodado y es el que viven los familiares de familias Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, desaparecidos en el derrumbe del vertedero de Zaldívar en Vizcaya, País Vasco.
Las labores de búsqueda siguen tratando de hallar los cuerpos de los desaparecidos y que están sepultados bajo toneladas de escombros y residuos.
La mala gestión en el vertedero han impedido, hasta el momento, que los operarios que llevan el rescate hayan podido alcanzar a los cuerpos de los desaparecidos.
Entre los restos hay grandes cantidades de amianto, un mineral que el vertedero gestionaba con el conocimiento de la administración vasca y que es muy tóxico y peligroso para el ser humano. A todo ello se une la inestabilidad del terreno que hace que sea aún más difícil.
Raúl B., jefe de subgrupo de la Unidad de Guías Caninos de la Jefatura Superior de Policía del País Vasco, decía que “han caído toneladas de material, y si hay amianto y combustiones el proceso es muy lento”.
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