SEVILLA 12.2.2020 / Jose Manuel García Bautista
Dicen que las psicofonías son las voces del más allá, la de los muertos que nos quieren hacer llegar algún mensaje, algún deseo o alguna falta por purgar.
Sea como fuere desde nuestra visión de este enigmático fenómeno no podemos asegurar cuál es su naturaleza, ni tan siquiera que sea algo paranormal pero si, en cambio, es extraño.
Muchos jóvenes movidos por los modernos programas de misterios como “Milenio3” o “Cuarto Milenio” se lanzan a hacer sus grabaciones psicofónicas eligiendo estos lugares como objeto de sus estudios.
Nos detenemos en la parroquia de San Roque ya que en 2007 Francisco Javier Casado y José Ángel Ruiz tomaron unas grabadoras y las dejaron en el interior de la iglesia, en la más absoluta soledad de aquella calurosa tarde de Mayo.
Pasó una hora y, según sus protagonistas:
“El propósito era grabar cualquier sonido extraño que se pudiera registrar en su interior para ver si dentro de las iglesias también se graban psicofonías o si ocurren cosas extrañas, y la verdad es que al cabo de esa hora cogimos las grabadoras, una la dejamos debajo de un banco junto a la pata y la otra detrás de un jarrón del altar.
La cogimos con disimulo ya que a esa hora ya comenzó a llegar la gente y nos la llevamos a casa. Allí comenzamos a escuchar el contenido de las cintas, se escuchaba el traqueteo del motor en la cinta y de los coches pasando por la calle, de pronto hay algo que surge de forma helada en la cinta y dice: “No hagáis eso aquí”.
De forma rápida e inesperada. Allí no entró nadie en esos sesenta minutos, no se acercó nada ni nadie a las grabadoras pero sin embargo una de ellas registró ese sonido que nos llenó de temor”, recordaba Francisco Javier.
Su compañero José Ángel quiso volver a grabar, era ya el único que quería:
“Entré en la iglesia al cabo de la semana y coloqué mi grabadora en el mismo lugar que la otra vez junto al jarrón, pero aquello me superó…
Nada más dejar la grabadora tras uno de los jarrones esta salió disparada contra la pared, como si algo la hubiera tomado con unas manos invisibles y la hubiera estrellado contra la pared…Se hizo polvo.
Cogí la grabadora o lo que quedó de ella y salí de allí muy muy asustado, no he vuelto y he pedido perdón a Dios si le molesté con mi acto”.
Y es que a veces este tipo de sucesos también nos debe hacer reflexionar y ser juiciosos ya que todo no es dejarse llevar por el sensacionalismo televisivo y si debe de haber un margen amplio al respeto.
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