REDACCION DEPORTES. 6 de Octubre de 2019.-
Se plantó el Sevilla en el Camp Nou con un equipo atrevido y fresco. Con ganas y con ilusión. Comenzó bien plantado en el campo. Con el once de cabecera de Lopetegui. Con las dudas propias de un equipo que ve poco la puerta contraria y con un portero que no salva a su equipo de encajar un gol.
Esas dudas hacían temer a la parroquia sevillista lo peor. Ello a pesar de que se mostrara optimista, pero con poco realismo.
Salió mandando el equipo. Con ocasiones. Pero, cuando se perdona tanto, la máxima del fútbol es clara y evidente. Acabas perdiendo. Y así fue, en 7 minutos el Barcelona le hizo 3 al Sevilla, sin despeinarse y sin crear más ocasiones que estas on anterioridad al primer tanto generado por Luis Suárez.
Por cierto, los tres goles, por la misma banda. La derecha sevillista. Habrá que mirar porque.
El equipo batalló, luchó, jugó, dominó al Fútbol Club Barcelona. Veía Valverde el partido desde la banda con preocupación.
Pero, De Jong, no puede fallar cuatro claras ocasiones. NI Vaclick no parar ninguna de las que le llegue. Ni la banda derecha puede ser un coladero. Ni Banega o Fernando pueden perder un balón en las inmediaciones del área. Si estas cuestiones se corrigen, el Sevilla Fútbol Club tendrá un buen equipo este año. Si no, habrá problemas por conseguir los objetivos.
No se pueden cargar las tintas contra el entrenador cuando los fallos son tan graves y evidentes. El partido hasta el minuto en que encaja el primer gol el equipo de Nervión, se había jugado según quería el equipo blanquirrojo.
Pero, entre la suma y el debe, este último dejó sin argumentos al equipo sevillista. Un equipo sevillista que pretendió competir pero que no obedece al “dicen que nunca se rinde”. Se rinde demasiado pronto.
