SEVILLA 6.10.2019 / Jose Manuel García Bautista
En 1961, un científico sacó del olvido un viejo manuscrito que contenía un saber perdido. Se llamaba Doru Todericiu, era profesor de la Ciencias y Técnicas de la Universidad de Bucarest y aquel documento se encontraba en Sibiú.
Era un manuscrito de Conrad Haas, jefe del depósito de artillería de Sibiú, a mitad del siglo XVI (1550-1570).
Lo curioso de ese manuscrito es que se hablaba del lanzamiento de un cohete de varios cuerpos y de una “lanza voladora”.
En 1555 se realizaron varios experimentos en esta materia y el resultado fue exitoso. ¡En 1555!
Pero además Haas inventó el cohete de varios cuerpos en 1529, la “Casita voladora” en 1536, los sistemas de ignición de los cuerpos con carburante sólido en 1555, y en ese mismo año las aletas de estabilización en forma de alta delta.
En Bolivia, Colombia y Centroamérica, se han encontrado joyas de oro, de manufactura quimbaya, de poco tamaño (5 centímetros), de entre los siglos V y XI.
Los expertos las catalogaron oficialmente como “reproducciones zoomorfas” pero al contemplarlas uno aprecia su aerodinámica: alas por encima del cuerpo, sin aleta caudal.Ni insectos, ni pájaro, ni pez… Más bien parecen… ¡Aviones!
TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE: La leyenda del Jesucristo de La Última Cena de Da Vinci.