SEVILLA 10.10.2019 / Jose Manuel García Bautista
Alguna vez nos hemos sobrecogido cuando hemos observado los cráneos deformes en antiguos enterramientos o tumbas del Antiguo Egipto o de culturas precolombinas.
No se tratan ni de seres de otros planetas ni de extrañas deformidades de nacimiento…,es un complejo procesos que requiere de mucho esfuerzo y atención, conocido por nuestros ancestros pero sin un objeto definido.
¿Imitar quizás a sus dioses? Todo comenzaba cuando el sujeto al que se le practicaba la deformación era un bebe, en ese momento se le practicaba el entablillamiento del cráneo según la forma antes de la soldadura de las uniones craneales.
Así los huesos propios del cráneo soldaban en función del modelaje seleccionado.
La deformación del cráneo era comúnmente practicada en culturas tan alejadas, y sin teórico contacto, como en Egipto, India o América, sobre todo en pueblos como los que habitaron las zonas de más influencia cultural de Sudamérica.
Así en Perú encontramos centenares de cráneos cuya edad se ha datado entre el 1000 a.C. y el 700 d.C.
No se sabe bien las causas de esta práctica, quizás por origen noble o de la realeza. O tal vez por pertenecer, o ser designado a ello, para las castas sacerdotales. Pero era considerado como un privilegio.
El investigador Lumir Janku halló pruebas que indicaban que la deformación podría practicarse sobre “elegidos” de estirpes concretas y seleccionadas.
Con la deformación craneal se lograba que las personas al que le realizaban esta práctica adquirieran el doble de la capacidad craneal del ser humano normal sin tener ningún efecto secundario.
Salvo el sufrir distorsiones visuales. Que en muchos casos le conferían carácter místico y sagrado…
Así en el Antiguo Egipto se les confería un poder y un aura casi divino. Propio del Faraón…¿Pero que trataban de simular?
En las representaciones que estos pueblos realizaron de sus dioses se les presentaba bajando del Cielo con sus cabezas deformadas…¿Trataban de imitar a los dioses venidos del cielo?
La diosa Orejona descendió de una nave procedente de su estrella en el cielo hasta el Lago Titicaca. Allí surgió una floreciente, e inexplicable, cultura.
Pero en términos similares hallamos buenos ejemplos en otras culturas. Apartadas entre ellas por miles de kilómetros…
Se establecieron linajes que simulaban, de esta forma artificial, a sus dioses, que serían los encargados de gobernar, política y religiosamente, a su pueblo. Qué veían en él a sus dioses venidos de lejanas estrellas…
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