SEVILLA 18.10.2020 / Jose Manuel García Bautista
Una ouija es un tablero que tiene el abecedario completo, los números del 0 al 9, las palabras Hola, Adiós, Si y No. Su origen es incierto pero todo apunta que es el modelo perfeccionado -con poco margen- de las planchettes a finales del siglo XIX, ello originó una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando al estadounidense Elijah Jefferson Bond como su inventor, y a William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como los titulares de la misma. Se las llamaba tablas parlantes y se vendían como un sistema para comunicarse con los espíritus con una gran popularidad en Europa y Estados Unidos.
Con posterioridad surge el marketing hizo que falsamente se afirmara que ouija derivaba de una palabra egipcia que significaba ‘mala suerte’.La patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers compró los derechos en 1966. Se aceptó que ouija era una palabra compuesta oui y ja, que significan ‘sí’ en francés y alemán, pero tampoco parece cercano a la realidad.
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Ahora expertos y científicos se han detenido a analizar la razón por la que se mueve el tablero llegando a la conclusión que no se mueve por cuestiones sobrenaturales. Parece que tras el sorprendente movimiento se esconde el llamado “efecto ideomotor” siendo el que provoca los misteriosos movimientos comunicativos de los presuntos espíritus del más allá. Así el movimiento estaría ocasionado por personas que realizan movimientos inconscientes, de manera automática.
Lo que, de momento no se ha podido explicar es como se mueve cuando no hay nadie que ponga el dedo encima, cuando sólo lo roza o la coherencia total de mensajes que son desconocidos para los participantes. Cierto es que se puede explicar el 90% del movimiento del master de la ouija bajo esa premisa pero ¿y el 10% restante? Sólo por ese 10% merece la pena seguir practicando.