POR ESTA GENERACIÓN Y LAS VENIDERAS
EDITORIAL.- 19 ABRIL 2020.-
Llega el momento en el que se está previendo la desescalada del confinamiento. Lo anunció ayer, 18 de abril, el Presidente del Gobierno.
Todos celebramos que se pueda llevar a cabo y a la mayor brevedad posible. Los deseos por volver a la situación vivida con anterioridad al inicio del estado de alarma son múltiples, deseados y añorados.
La hora de la verdad
Queremos recuperar nuestra vida, la de antes. Sin lugar a dudas, estamos sometidos a una presión difícil derivada del internamiento “voluntario”.
Podríamos discutir sobre las consecuencias jurídicas de ello, o sobre la naturaleza real de la suspensión parcial de la libertad deambulatoria. Sin embargo, la salud pública y la particular nos obliga a seguir esta recomendación/obligación.
Es una prevención particular y general que, adoptada globalmente, le beneficia al que la sufre y la cumple, y ayuda a todos los demás. No se trata de que todos parezcamos “héroes”. Solo consiste en ser responsables.
Sobre ser responsables y la responsabilidad, en estos momentos, no tiene porqué ser el objeto principal de discusión. Pero, seguro que, en el futuro, se tendrá que dejar certificada constancia de ella para protección de la sociedad y sus ciudadanos.
Además, tendrá que ser objeto, en un momento posterior, de una investigación política y judicial no pactada, con luz y taquígrafos y con medios independientes que investiguen la verdad y que no se dejen llevar por el caudal del suministro de fondos públicos, por que esto mismo, podrá restarles credibilidad.
Igualmente habrá que controlar cuales son los fondos suministrados bajo la transparencia de una financiación correcta y ecuánime en la que se observen los mensajes dirigidos a la población y la imputación del daño causado a esta.
Pero, en lo que interesa en este instante, en el momento de la verdad, la hora de enviar a las personas a intentar recuperar su vida -será complicado-, en la hora de comenzar a plantearse la desescalada, esta se ha de hacer con la constatación de que se dan las garantías para ello.
A este respecto solo dos cuestiones interesan en este instante. La realización masiva de test, múltiples y variados, continuos en el tiempo y diversos, a toda la población, y el suministro de los elementos de protección, igualmente, dirigidos a toda la población.
Tanto test PCR, no solo rápidos, como elementos de protección (mascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos) tienen que ser masivos, gratuitos, testados y con resultado rápido.
No bastan con el millón de test realizados hasta ahora. Son muy insuficientes.
Por ello, para cualquier desescalada y vuelta a una situación parecida a la anterior hay que estar preparados con sentido común y al servicio del interés general.
Para estar preparados la producción a nivel nacional debe estar dirigida a ello. Y para ello ello hay que contar con todos los que puedan llevar a cabo estos instrumentos de control de la pandemia.
Después vendrá el control de movimiento de todos los ciudadanos (otra limitación más a la libertad deambulatoria y de la intimidad). Pero, esta limitación de la libertad, por venir vinculada a la seguridad en la salud pública, tendrá que estar limitada en el tiempo y dirigida a un único y exclusivo objeto.
De lo contrario, dicha intervención supondrá un control inaceptable a la sociedad en general.
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