El misterioso mendigo de Atarazanas

Sharing is caring!

MÁLAGA 24.11.2019 / Jose Manuel García Bautista

Un hombre de gesto serio y ropajes pobres bajó, a mediados del siglo XVIII, de un barco de pasajeros, llegado de lugares lejanos. Parecía no relacionarse con nadie, y todo el tiempo lo pasaba orando, en profunda meditación.

Cuando comenzó a caer la noche, caminó por la zona de Atarazanas golpeando las puertas, a fin de que le dejaran un lugar donde dormir. La consabida hospitalidad malagueña parecía estar en su punto más bajo por aquella época.

Finalmente, caminando por la Plaza de Arriola ante la mirada de curiosos, que se extrañaban de los extravagantes ropajes del peregrino, logró hospedaje en la casa de los “Cabrilla”, una noble familia.

El señor ordenó que el visitante fuera tratado como si fuera uno de ellos, lo que el recién llegado agradeció inmensamente. Entre ambos existió una escueta conversación, ya que el viajero parecía ser parco en palabras.

Después de la comida, cada uno marchó a una habitación para descansar. A la mañana siguiente, los habitantes de la casa se extrañaron que aún no se hubiera levantado el misterioso invitado.

Comenzaron a pasar las horas, y el señor De Cabrilla, preocupado por la salud del peregrino, decidió abrir la puerta.

La sorpresa fue enorme al encontrar la habitación vacía, la cama sin hacer, y sobre ésta, una talla de Jesús de Nazaret de tamaño natural, así como un extraño olor a flores en el ambiente.

Aquello fue tomado como un milagro celestial, y la casa de los “Cabrilla” se convirtió en lugar de peregrinaje de los malagueños, que deseaban ver y tocar aquella imagen, que se convirtió en objeto devocional.

Todos pensaron que el peregrino era la encarnación de Jesucristo, que buscaba regalar su figura a una familia hospitalaria y amable. Aquella talla fue trasladada poco después, con todos los honores, al Monasterio de Santo Domingo, cerca de allí y a orillas del río. Media Málaga estuvo presente en los festejos religiosos que se realizaron.

Poco después fue fundada una cofradía que se tituló “Nuestro Padre Jesús de Cabrilla”, que fue procesionada en semana santa durante bastantes años.

Hoy día no se sabe nada de la imagen, y tan solo se recuerda el lugar en el que estuvo expuesta, que hoy día lo ocupan otras esculturas religiosas.

TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE: Defendiendo al Cristo del Cachorro