SEVILLA 13.9.2020 / Jose Manuel García Bautista
Las combustiones espontáneas es un fenómeno aterrador en el que, sin saber cómo, una persona entra en ignición y ve consumida su vida y su cuerpo entre las llamas.
Fenómenos de antorcha o inexplicado, ¿quién sabe? La verdad es que es un fenómeno tan inquietante como terrible.
Y muchas veces la realidad supera a la ficción y se iban a producir unos sucesos que eran más propios de un guion de película de terror que de la vida cotidiana. Tendríamos que trasladarnos hasta el estado de Illinois (EE.UU.) a la granja de Macomb, allí la familia Willey iba a tener que enfrentarse a un serio problema.
Era el año 1948 y el seños Willey trabajaba aquellas tierras junto a su cuñado y dos hijos. La granja tenía vida y veía corretear alegremente a su sobrina Wanet y divertirse con sus juegos.
Todo parecía normal si no fuera por unas manchas parduzcas que comenzaron a salir en la pared empapelada de la casa. Unas extrañas formas marrones que destacaban y que nadie sabía qué origen tenía.
Los problemas se acrecentaron cuando aquellas manchas comenzaron a calentarse tanto que alcanzaron los 450 grados Fahrenheit (unos 230ºC) antes de inflamarse.
La granja vivía en un temor constante, los vecinos solían acudir a menudo cargados de cubos para apagar los diarios incendios que en su interior, de forma inexplicable, se producían.
“Todo esto es tan absurdo y fantástico que casi me avergüenzo de hablar de ello”, decía el jefe de bomberos Fred Wilson a los periodistas que se interesaron por este caso.
De las paredes pasaron las “manchas calientes” a las cortinas, el porche, los juguetes, todo era susceptible de ver aumentada su temperatura y prender.
Se trató de buscar una explicación, miembros del Ejército estadounidense, de una base cercana a la granja, trataron de explicarlo diciendo que podrían ser ondas de radio de alta frecuencia o los bomberos que plantearon la hipótesis de que se formaba un gas combustible en las paredes de la casa. Pero nada resolvía el enigma de las combustiones espontaneas de la casa y el drama de la familia.
Hasta que surgió una hipótesis que si conllevaba un planteamiento acertado y que nadie admitía…
La pequeña Wanet, aquella que correteaba por la casa y jugaba de forma divertida podía tener la explicación y en ella se centraron las atenciones. Comenzaron a observarla, a vigilarla y el departamento de bomberos dio con una solución: la causante de los incendios era la sobrina del señor Willey, la pequeña Wanet, de forma intencionada.
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Así una mañana comenzaron a “interrogar”, como si de un juego se tratara, a la pequeña que acabó confesando que era ella la que provocaba los fuegos; que se hacía de cerillas que arrojaba a donde podía cuando nadie la veía y se alejaba corriendo, a los minutos el incendio comenzaba.Era Wanet la que originaba estos fuegos.
Pero sucedió algo: nadie creyó aquella explicación por creerla teledirigida por los bomberos para dar por cerrado es el caso, pues la niña se vio presionada.
Fue el investigador Vincent Gaddis, en 1962, tras estudiar el caso el que en obra “Luces y Fuegos Misteriosos” ponía en duda la explicación del servicio de bomberos diciendo que la pequeña Wanet debía haber tenido “persistencia increíble, una provisión ilimitada de cerillas y unos parientes y vecinos excepcionalmente cortos de vista”.
Así la explicación más razonable es que ella podría haber sido la causante de los fuegos pero de forma involuntaria mediante el poder mental o vías paranormales, que aún no se puede ni comprobar ni demostrar. Los fuegos los había provocado la mente de aquella niña que, en adelante, ya no hostigaron más la granja de Macomb.
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