Redacción 7.6.2020.-
El Presidente entra ahora en el final del Estado de Alarma y debe comenzar los contactos para sacar adelante los Presupuestos de 2021.
Un reto que comporta un riesgo político de importantes dificultades para la progresion de la legislatura.
Si no consigue sacarlos adelante este otoño estaría casi abocado a la convocatoria de elecciones generales en un momento sumamente delicado, porque la alternativa de prorrogar una vez más las cuentas públicas que elaboró Cristóbal Montoro para 2018 no parece previsible.
Descartada la colaboración de los partidos de la derecha, la apuesta del presidente del Gobierno es contar con el apoyo de los partidos que en enero votaron a favor de su investidura con un posible añadido de Ciudadanos.
Una combinación que es sumamente difícil porque la presencia de los naranjas incomoda al resto de los socios de Sánchez.
Ni Esquerra ni los naranjas se ven juntos en el mismo proyecto; en Unidas Podemos hay debate sobre la colaboración con los de Inés Arrimadas; en el PNV también preferirían que se quedaran fuera aunque sus enfoques económicos puedan ser coincidentes;
Por otro lado, Ciudadanos quiere incluir al PP en el acuerdo y tampoco quiere a nacionalistas e independentistas como compañeros de viaje.
Nos encontramos ante un escenario con muchos condicionantes.
Sánchez y sus ministros repiten que su proyecto político es «para cuatro años» y se muestran convencidos de que agotarán la legislatura.
El Gobierno ha activado su agenda social como muestra de sus intenciones y el pasado martes aprobó el anteproyecto de ley de residuos. En el próximo Consejo de Ministros dará luz verde al proyecto de protección de la infancia y la adolescencia.
Pero Pablo Casado al parecer prevee que las elecciones generales están a la vuelta de la esquina.
El líder del PP tenía en mente los Presupuestos Generales del Estado y la imposibilidad, a su entender, de aprobarlos porque el Gobierno no va a encontrar solución para los vetos cruzados de los potenciales aliados.
La ministra de Hacienda ha anunciado que serán unos Presupuestos de reconstrucción nacional con un crecimiento sobresaliente del gasto público para afrontar las secuelas económicas y sociales de la pandemia.
En la Moncloa no se fían de Esquerra Republicana y no descartan que vuelva a dejar tirado al Gobierno con las cuentas como hicieron en 2019 y precipitaron el adelanto electoral de abril del año pasado.
Así las cosas, Sánchez se enfrenta a un tablero endiablado para cimentar una mayoría favorable a los Presupuestos.
Tiene, primero, que poner orden en el Consejo de Ministros, tarea nada facil al parecer.
Después, debe convencer a nacionalistas e independentistas de que planteen demandas razonables.
A continuación, necesita consolidar el acercamiento de Ciudadanos.
Y, por último, hay que cuadrar unas cifras que sean aceptables para Bruselas.
Para todo ello tiene un plazo maximo de tres meses.
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