Virginia López, 14 Enero.- El lunes 13 de Enero de 1505 moría en Sevilla la benefactora Catalina de Ribera.
“Aqvi yaze la Ilustrissima Señora Doña Catalina de Ribera, mvger del señor don Pedro Enríquez, Adelantado Mayor de la Andalvzia, hija de los Ilvstres Señores Per Afan de Ribera, assimesmo Adelantado, y de Doña Maria de Mendoza, Condesa de los Molares sv mvger.
Fallecio en Sevilla en sus casas de San Estevan a 13 de enero de 1505 años. Mandó hazer este sepvlcro Don Fadriqve Enriqvez de Ribera, Marqves de Tarifa, assimesmo Adelantado, sv hijo el año de 1520, estando en Genova, aviendo venido de Gervsalen el año de 1519.”
Este es el epitafio que puede leerse en el sepulcro de Catalina de Ribera que se encuentra en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, de la Cartuja.
Allí quiso se enterrada y al morir se cumplió sus deseos.
Con la exclaustración, su sepulcro y el de su familia pasó a la Iglesia de la Anunciación para volver en 1992 a la Cartuja.
Catalina de Ribera nació en 1447.
Era la segunda hija de Per Afán de Ribera y Portocarrero, I Conde de Los Molares y III Adelantado Mayor de Andalucía y de María de Mendoza, su segunda mujer, que era hija de Íñigo López de Mendoza, I Marqués de Santillana.
Su hermana mayor, Beatriz de Ribera, casó en 1460 con Pedro Enríquez de
Quiñones I Señor de Tarifa, murió una década más tarde dejando un niño
que heredó la casa.
Catalina contrajo matrimonio en 1474 con el viudo de su hermana.
Su sobrino e hijastro Francisco Enríquez de Cabrera, el hijo y sucesor de Beatriz fue el III conde de los Molares y el V Adelantado de Andalucía.
Se casó con Leonor Ponce de León pero murió sin descendencia.
Catalina de Ribera y Pedro Enríquez de Quiñones tienen dos hijos: Fadrique y Fernando.
Residen en el Palacio de San Andrés, futura Casa de Pilatos y en 1483 compran a los Pineda su palacio que con el tiempo se convertirá en el Palacio de Dueñas.
Ambas casas son muy parecidas y serán heredadas por cada una de los hermanos.
Hubo un descendiente que poseyó las dos casas pero volvieron a repartirse entre herederos.
Hasta llegar a la heredera del palacio, Antonia Enríquez de Ribera, marquesa de Villanueva del Río que se casó en 1612 con Fernando Álvarez de Oledo, IV Duque de Alba.
Catalina de Ribera, viuda desde 1500, funda ese mismo año junto a su
hijo Fadrique tras obtener la bula pontifica, un hospital de caridad para
los pobres.
Establecido en la calle Santiago, la mala salubridad obliga su traslado.
Muerta ya Catalina de Ribera, será su hijo el que cumpla fielmente con el testamento materno.
Nuevas ideas humanistas propician que el hospital radique extramuros contando además con un extenso jardín delantero donde airear las infecciones de la época.
Todo un adelanto y una postura visionaria para la época.
En 1895 el ayuntamiento le puso su nombre al paseo de los Jardines de
Murillo que transcurre paralelo a la muralla del Callelón del Agua.
Y en 1921 se colocó el monumento diseñado por Juan Talavera y Heredia.
El azulejo es de Manuel Cuesta y Ramos y los frescos de Francisco Maireles.
El bajorrelieve es original y procede de una fuente del siglo XVI.
Fue su hiijo Fadrique quien encargó en 1520 los sepulcros de sus padres
a los lombardos Carona y Gazzini, quienes introdujeron en Sevilla el nuevo lenguaje renacentista a través de un lenguaje humanista y figuras mitológicas.
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