SEVILLA 24.10.2019 / Jose Manuel García Bautista
Su silueta inconfundible evoca tiempos casi legendarios en los que un faraón, con cacique, un rey o el caudillo de una cultura, país o tribu mandaba erigir un enorme monumento.
En principio, debía albergar su cuerpo para toda la eternidad, a mayor dimensión y envergadura de la obra mayor muestra del poder que tuvo en vida sería. Curiosa forma de perpetuar, o magnificar, un nombre tras la muerte.
Pero pese a que las hipótesis más aceptadas es que las pirámides eran tumbas no todos los expertos, historiadores y arqueólogos ortodoxos y heterodoxos, parecen aceptar de buen grado.
A muchas de éstas pirámides, en todo el mundo, se ha tenido acceso, se han podido investigar y estudiar y aún siguen guardando sus secretos por toda la eternidad.
Para los antiguos buscadores de tesoros las construcciones ocultaban fabulosos tesoros con los que los faraones se habrían mandado enterrar para disponer de ellos en la otra vida.
Otros, los más realistas, sabían que toda esa riqueza al finado no le serviría de nada allá donde iba y preferían saquearlas y disfrutarlas en vida. Así muchas de estas pirámides fueron asaltadas por ladrones y de lo que encontraron en su interior, si es que encontraron algo, no se guarda ningún vestigio.
La pirámide “acodada” se considera como la primera pirámide que no era un escalonamiento de mastabas, no era una pirámide escalonada sino que ya cumplía con la imagen que todos tenemos de estas construcciones.
Fue el investigador egipcio Ahmed Fakhry, en 1950, quién detectó extraños ruidos en la pirámide los días de mayor fuerza del viento en el exterior.
Ello le llevó a establecer paralelismos entre ambos factores y pensar que en la pirámide podían existir pasadizos a modo de canales por los que entraba el aire y la circulación del mismo originaba los misteriosos ruidos en el interior.
Las pirámides podrían ser una especie de libro en piedra con la finalidad de trasmitir un saber oculto, un mensaje, de los dioses a los que viven en éste planeta.
Las pirámides también han sido señaladas como elementos importantes de restablecimiento y regeneración.
Leyendas o no lo cierto es que las pirámides siguen guardando celosamente el secreto de su forma y su finalidad.
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