SEVILLA 19.10.2019 / Jose Manuel García Bautista
Muchos son los montañeros, alpinistas, exploradores y sherpas que, en el último siglo, han afirmado haber tenido encuentros visuales, o cercanos, con una singular criatura que habita en las frías montañas del Himalaya.
Una expedición japonesa encontró huellas de la misteriosa y esquiva criatura, afirmando: “Se parecían a huellas de humanos, pero de más de 20 centímetros de longitud; es imposible que una persona caminara descalza por la nieve en esa montaña”, declaró uno de los nipones.
Fue en 1921 cuando unos científicos británicos piden permiso al Dalai Lama para tratar de coronar la cima del Everest.
Tras un intento fallido deben regresar sin lograr su objetivo; pero no iban a regresar de vacío pues con ellos iban a traer una historia, una historia inquietante de un –con los años- célebre críptido… El “abominable Hombre de las Nieves”.
En 1925, Kermitt Roosevelt, emprende la primera expedición para tratar de capturar al animal; su historia –o su leyenda- ya había cuajado entre montañeros y amantes del misterio, siendo una celebridad en pocos años y…, no siendo pocos aquellos que se han “encontrado” con el Yeti, un inquietante ser que habita en las montañas del Himalaya.
En el año 1953 se produce la conquista de la cima del Himalaya. Fueron Edmund Hillary y el sherpa Tensing quienes pondrían por primera vez la bandera británica en su cima.
Curiosamente el sherpa Tensing tuvo un gesto curioso allá arriba: dejó unos bizcochos para los espíritus que moran en la cumbre sagrada y los dos regresan contentos con su triunfo.
Al bajar de la cumbre se les realiza una entrevista sobre su hazaña y realzan unas sorprendentes declaraciones: “El yeti existe”, sin ningún tipo de dudas.
En el año 1957 uno de los Lamas del Tibet asegura que la existencia del Yeti es real y que él era capaz de capturar uno de ellos…
“No es posible capturar vivo a un Yeti maduro, porque, generalmente, tiene una altura de tres metros y la fuerza de diez hombres, pero puedo capturar vivo a una cría”, decía el Lama.
En 1958 serían son los rusos quienes consiguen catalogar taxonómicamente al Hombre de las Nieves, además afirmaron saber dónde se encontraba un Yeti momificado: en un remoto templo tibetano.
Posteriormente se desdecirían de su afirmación.
El montañero Edmund Hillary sería la persona que iniciaría la expedición británica para capturar al Yeti.
Para ello se desplaza a las heladas laderas de Pamir, allí descubre que los rusos no habían investigado…
En 1960 Edmund Hillary aparece portando restos de un presunto Yeti: su cabellera. Tal “recuerdo” del Yeti se lo habían prestado unos monjes tibetanos. En 1961 se afirmó que la presunta cabellera pertenecía realmente a la piel de una cabra. En el diario “La Vanguardia” se tituló: “¿Hilary es un falsario?”.
En 1962 se realizan comprobaciones sobre las presuntas huellas del Yeti y se llega a afirmar que son huellas de oso.
En 1963 los rusos afirman que el Yeti fue un animal real que existió en tiempos pasados.
En 1972 una expedición japonesa afirma haber escuchado el sonido que produce un Yeti: “Era como una llamada de voz humana”.
En 1984 se informa que una expedición china se encontró con un Yeti y le dieron caza, pero no era un Hombre de las Nieves. Era una mujer. Dejaron sus restos allí, no lo transportaron y no hay prueba de ello…
El montañero Pérez de Tudela afirmó haber visto al Yeti en una de las expediciones en la que a punto estuvo de perder la vida…
En 1997 se realiza un llamamiento a la comunidad científica:
“No sólo es un error abandonar su búsqueda y asegurar su supervivencia, sino que cerrar los ojos ante su existencia puede considerarse un delito ecológico contra la humanidad y su variedad genética”, decía el ruso Trajtengertz, presidente de la Sociedad Rusa de Criptozoología.
Y el esquivo animal sigue siendo buscado…
TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE: Encuentran un pez con cabeza de serpiente y que puede vivir fuera del agua.
