SEVILLA 13.3.2021 / Jose Manuel García Bautista
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Expedientes X : Plaza y Janés
Es un caso sorprendente, un caso bien documentado, con intervención policial y eclesiástica, que ocurrió en las dependencias, no de una casa particular, si no en el edificio de una gran firma editorial, en la ciudad de Málaga, hablamos del llamado caso Plaza y Janés.
Todo comienza a las seis de la tarde, del 6 de junio de 1990, Rafael Ortega, jefe de ventas de la editorial, junto a Diego Barranco y Joaquín García empleados de la misma, están dando un curso en las oficinas, un curso sobre comerciales. En ese momento empiezan a escuchar ruidos, como si de despachos cercanos cayesen objetos de gran peso, estanterías, cuadros, ceniceros, presas del pánico deciden salir corriendo del lugar, para volver al rato cuando todo esté más tranquilo.
La sorpresa es mayúscula, una vez dentro por segunda vez, se convierten en testigos directos de movimientos de objetos, que parecen ser movidos por una fuerza invisible, mesas que se desplazan solas, tubos fluorescentes que caen y estallan, cerrojos de la puerta de entrada que salen disparados frente a uno de los escaparates, libros que tenía que haber en una serie de estanterías aparecen desplazados en otros despachos.
Estamos ante un caos terrible, y ese caos motiva dos actuaciones, en un primer momento uno de los administrativos se dirige hacia la catedral en busca de agua bendita y romero, para echarla dentro de las oficinas de la editorial. Pero viendo que aquello sea lo que fuere no cesa, Rafael Ortega decide llamar a la policía, y acuden a la antigua comisaría de la calle Aduana que estaba a tan solo 100 metros de la oficina.
Una pareja de la policía nacional acude al inmueble, hacen una primera inspección, ven que no hay indicios de robo, y lo más sorprende, observan que en la parte alta de la estantería que se ha caído, aparece una huella, es como si desde lo alto de la pared una mano invisible hubiera empujado la estantería y su huella se hubiese quedado reflejada, además es extraño porque entre la estantería y el techo apenas había hueco.
El edificio de Plaza y Janés está enmarcado dentro de un contexto histórico curioso. Así, las oficinas están construidas sobre un antiguo solar donde se encontraba el convento del císter, muy próximo a este edificio en la calle cañón, se conoce la existencia de un monasterio en el que ocurrieron hechos luctuosos. Se tienen datos también de que toda esa zona es una especie de camposanto de monjas y sacerdotes cistercienses.
A esto se une la proximidad de la catedral de Málaga, construida en parte sobre la Aljama, la principal mezquita de la Málaga musulmana. En época fenicia en esa zona tenemos el templo de Noctiluca, que era la diosa de la noche, la reina de las estrellas que lucen en la oscuridad. Hablamos por tanto, de un lugar con una alta carga histórica, testigo de acontecimientos en algunos casos dramáticos.
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Además hay que señalar un dato muy significativo, acompañando a los investigadores que se ocupan del caso, encontramos a una sensitiva llamada Celeste que en un momento dado de la investigación, pregunta ¿Quién es Miguel? Curiosamente los empleados de la editorial, hablan de la existencia de un antiguo compañero administrativo de Plaza y Janés, llamado Miguel Domínguez, que agobiado por una serie de problemas personales decidió poner fin a su vida y arrojarse por el balcón de su casa.
Lo más extraño de todo, es que el mismo día, ese 6 de junio, y a la misma hora, la seis de la tarde, en la que se producen toda esta serie de fenómenos inexplicables en el edificio, se está exhumando el cuerpo de Miguel Domínguez. Incluso quizás fruto de la sugestión o del miedo algunos empleados declararon haber visto la posible aparición de un ser por la zona de los servicios. ¿Podemos establecer una relación entre los fenómenos ocurridos y este antiguo empleado? No lo sabemos, pero cuánto menos nos llama la atención esa sorprendente coincidencia, entre la exhumación de su cuerpo y la manifestación de los fenómenos.
Como si de una extraña maldición se tratase, en ese lugar no ha prosperado ningún negocio posterior, ni bar de copas, ni cafetería, nada ha tenido éxito. Hechos extraños y sorprendentes, han continuado produciéndose en todo aquel establecimiento que se instalaba en ese lugar, como si de una extraña maldición se tratara. Toda esta información la hemos podido conocer gracias al trabajo de investigadores como José Antonio Gallardo miembro del grupo “Cice” de Málaga, o al compañero periodista investigador Francisco Contreras.
Ella siempre lo achacó a aquel fantasma que se le apareció en Casa Castril., que las causas que provocan unos fenómenos reales no siempre pueden ser comprensibles a la razón, uno de esos casos por los que merece seguir investigando para encontrar respuestas, las respuestas a hechos inexplicables, que un día del año 1990 desconcertaron a un grupo de personas que aún hoy, siguen preguntándose qué o quién, fue el causante de todo lo ocurrido.
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