SEVILLA 15.12.2019 / Jose Manuel García Bautista
Se atribuyen a los celtas y a su cultura pero los expertos e historiadores desconocen exactamente a quién pertenecen estas construcciones que se pueden encontrar en territorio gallego, los llamados “castros”.
Con la llegada del Imperio Romano a Galicia ya observaron cómo había diseminadas una serie de construcciones que llamaban su atención, eran circulares u ovaladas, construidas en piedra y en gran número; muchas de esas construcciones las encontramos bajo tierra aún u ocultas entre la frondosa vegetación gallega.
Los castros son definidos como: “ciertos recintos fortificados de forma oval o circular, provistos de uno o varios muros concéntricos, precedidos generalmente de su correspondiente foso y situados, los más de ellos, en la cima de oteros y montañas…” (Luis Cuevillas).
No obstante, los castros también podemos encontrarlos al nivel del mar o a gran altitud sobre el nivel de este; sus dimensiones pueden variar desde los 15 metros hasta los 350, en el menor de los casos.
Su orientación es siempre hacia la luz y aprovechan muy bien su exposición a la misma, así también se muestran como muy eficaces contra las inclemencias del tiempo.
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