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¿Y al morir qué pasa?

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SEVILLA 16.2.2020 / Jose Manuel García Bautista

Las experiencias cercanas a la muerte, las ECM, comienzan justo cuando se da por fallecida clínicamente a la persona, esto es cuando no presenta vida cerebral y el encefalograma es ‘plano’, en función de éste último dato se han realizado múltiples estudios en los cuales se pone de manifiesto que tras la muerte hay un número de persona que logra el ‘regreso’ pese a haber estado clínicamente muertas, lo que narran de ese paso temporal al más allá concuerda con otras narraciones no menos impactantes y sorprendentes.

Es en ese momento cuando se desencadena el episodio más impactante, el flotar fuera del cuerpo físico, el poder escuchar y ver lo que pasa alrededor, las voces de seres fallecidos, el túnel de luz, todo el estereotipo que, a lo largo de los años y testimonios, nos han llegado de tan crucial momento.

El doctor Sam Parnia, de la Universidad de Southampton (Reino Unido) realizó interesantes investigaciones al respecto. El estudio comprendió a 63 personas clínicamente dadas por muertas presentando encefalograma plano.

Aquellas personas encuestadas narraban todas algo muy similar: habían estado en un lugar en el que no sentían dolor, en el que se encontraban felices, donde todo era esperanza, donde no sentían frío, más bien la calidez de un ambiente muy apetecible, donde destacaba la presencia de unos seres luminosos como también personas conocidas, amigos y familiares, fallecidos hacía tiempo, todo ello hacía que estos pacientes no quisieran regresar a nuestro plano de existencia y sólo les apeteciera quedarse en tan mágico sitio, en el ‘más allá’.

Al regresar sintieron dolor, nostalgia de lo que habían dejado atrás, inquietud por tanto misterio que encierra aún la vida y la muerte para el ser humano y que parece lejos de poder desentrañas más allá de los testimonios increíbles que han trascendido.

La Ciencia, la Medicina, trata de explicar el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte desde una combinación de agentes, para la comprobación empírica de ello provocaron experiencias similares en un grupo de voluntarios con una mezcla de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre que llegaría al cerebro, a partir de ese momento la alucinación comenzaría a generarse en el paciente creando algo muy similar a las ECM descritas por los pacientes.

No obstante algo llamó la atención del doctor Parnia y fue que siete pacientes tenían una alta concentración de oxígeno en el cerebro y no podía explicarse su experiencia bajo esa premisa recreada en laboratorio. Así las alucinaciones quedaron excluidas bajo este cuadro clínico, además se gozaba de informes muy detallados.

Así el cerebro de los pacientes no hubiera podido nunca elaborar ese tipo de alucinaciones y mucho menos darle un contenido en recuerdos como para hacer que el paciente tuviera memoria de ellos.

El caso del arquitecto suizo Stefan von Jankovich es significativo, tuvo una experiencia cercana a la muerte tras ser dado clínicamente muerto. Una vez entró en reanimación comenzó a recordar un gran número de detalles que iban más allá de la simple alucinación, ello lo llevó a representarlo en acuarelas que pintó él mismo donde estacaba el túnel de luz.

En la década de los 90 del siglo pasado, del siglo XX, año 1994, se realizaron otras pruebas con voluntarios  los cuales debían respirar aceleradamente hasta caer inconscientes, los voluntarios experimentaron estados parecidos a la muerte clínica.

El doctor Parnia no ha podido demostrar la supervivencia a la muerte, en otro estado, bajo otra forma de vida, pero sus estudios se orientan a tratar de resolver el misterio.

Si realmente somos energía, o una parte de nosotros lo es al menos, la pregunta que subyace es: ¿Dónde va a parar toda esa energía? ¿Es esa energía la verdadera esencia de nuestra existencia?

A menudo dentro de las religiones se trata de explicar y todas convergen en la esperanza de una vida mejor en un mundo mejor, en la vida después de la muerte. Incluso hablar de fantasmas implica la existencia de algo más, si bien es cierto que desconocemos lo que son los fantasmas.

Casi todas las religiones se basan en una vida en el más allá, en la ascensión a los Cielos, a una existencia celestial, sobrenatural, un mundo regido por Dios con sus mil interpretaciones, credos, ideas, religiones, pero todas confluyen en casi la misma idea.

El Cielo sería una suerte de Paraíso donde la energía, el alma, es inmortal y donde deben ser juzgadas por sus actos, los buenos y los malos, en función de ello se definirá el destino de la persona, de su lado inmaterial, la llegada a la vida eterna o si hay algo más…

En la religión hindú el destino viene determinado por las encarnaciones anteriores condicionado por la creencia en la transmigración del alma. Si se hace el bien se llegará a una vida eterna de lo contrario vuelta a una encarnadura vital.

En el budismo se llega al Nirvana, a la paz espiritual y en el Judaísmo se cree en una vida después de la muerte como ocurre en el Cristianismo según la doctrina de Jesús de Nazaret, de Jesucristo, siendo uno de los pilares y dogmas de la fe.

En el Islamismo, que mantiene tantos puntos en común con Cristianismo y Judaísmo, se cree en la llegada al Paraíso y en la vida eterna como se argumenta en el viaje celestial del profeta Mahoma.

Ciencia, Creencias… Todo unido al misterio de las Experiencias Cercanas a la Muerte cuyo enigma aún no ha podido ser descifrado.

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