Historia MISTERIO

Un Oopart en Glozel

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SEVILLA 14.3.2020 / Jose Manuel García Bautista

Viajemos juntos la montaña, a la zona Borbonesa de Francia, a Glozel, en el municipio de Ferrieres/Sichon, en el departamento de Aller, a veinte kilómetros de Vichy.

¿Qué tiene de especial Glozel para centrar nuestra atención?

Allí un 1 de Marzo de 1924, un agricultor de 17 años llamado Emile, junto a su abuelo Claude Fradin encontraron unas piezas que generó una auténtica controversia arqueológica y que enfrentó a los más ortodoxos con los hetedoroxos…

Se encontraban arando el terreno cuando uno de los bueyes metió una mata en un hoyo… Emile ayudó a liberar al animal y junto en aquel agujero encontró unos restos humanos…

Creyendo estar ante un tesoro comenzaron a excavar en el lugar hallando urnas, vasos, hachas y unas tablillas grabadas con una extraña escritura. Con las azadas destrozaron las urnas en busca de algo de valor pero todo era inútil pues solo contenían arena, y así taparon el agujero y sembraron avena en el llamado “campo de los muertos”.

Al llegar el verano, la Sociedad del Borbonesado, fue a Glozel y se interesó por aquel hallazgo de Emil, estuvieron sacando muestras, fue el doctor Capitán, del Círculo de Bellas Artes, quién se encargó de todo el estudio y extracción, formando junto con el padre Breuil y el señor Peyroni (conservador del Museo de Ayzies) el trío que dominaba la arqueología y la prehistoria en la zona.

En 1925 fue el médico de Vichy, y arqueólogo aficionado, Antonin Morlet, quién acude al lugar junto a su esposa y obtiene el derecho a la publicación sobre los objetos hallados por Emile Fradin.

Entre tanto llegaban los resultados de las piezas del doctor Capitán que llegó a decir: “Aquí tienen un yacimientos maravilloso” mientras pedía al doctor Morlet un informe de sus piezas.

Pero Morlet cometió el error de no enviar dicho informe y si publicar, el 23 de Septiembre de 1925, un artículo llamado: “Nueva estación Neolítica”, aquello encendió la tormenta, Capitán llamó a MOrlet y le dijo: “quite usted el apellido de Emile Fradin y ponga el mí”, pero el doctor se negó ya que Emile había sido el afortunado descubridor.

Y asó comenzó una seria disputa… El padre Breuil escribió ambién un artículo con las excelencias de Glozel e ignoró en el texto a Morlet, quién airadamente protestó…. Y en esta polémica comenzaron a cambiar de opinión sobre Glozel los integrantes del trío arqueológico de la zona.

René Dussaud publicó en la época un libro sobre escritura fenicia según las inscripciones del sarcófago del rey Ahiram de Byblos, el siglo XVI a. C. Pero Morlet fechó las tablillas hacia el 6000 a.C., y comenzó “La Guerra de Glozel” en la que hubo dos bandos…

Al punto que el doctor Morlet sorprendió a la secretaria del padre Breuil, la señorita Garrod, falsificando las encuestas de la Comisión de Indagaciones impuesta por el doctor Capitán… Decía: “Sólo unos atrasado mal informados podrán pretender todavía que usted es un farsante; las comprobaciones de medidas hechas con independencia en cada laboratorio son perfectas e indiscutibles…”.

El Presidente de la Sociedad Prehistórica de Francia acude a Glozel, paga 4 francos de entrada al museo ( someramente organizado por Emile Fradin para satisfacer el número creciente de visitadores, curiosos de ver estos fantásticos objetos tan controversados ), luego pretende que le enseñan cosas falsas. Demanda contra X por “empresa pecuniaria para enseñar los productos de una mixtificación”.

El 25 de febrero de 1928, la policía de Clermont-Ferrand se presenta para indagar en casa de los Fradin; su objetivo: encontrar el taller donde Emile fabrica sus objetos. Rompen las vitrinas, ciertos objetos, maltratan al pobre Emile y se llevan más de 200 objetos, con el pretexto de fecharlos a pesar de que en aquella época no se conocía ningún procedimiento para conseguirlo.

El 4 de junio de 1929, Emile Fradin se ve inculpado de estafa, el juez de instrucción le va a sonsacar durante las 63 horas del interrogatorio.
Quieren que confiese haber fabricado estos objetos, pero este joven campesino del Borbonesado, ignorando todo de la prehistoria, tiene su conciencia para sí mismo, no ha fabricado estos objetos surgidos de la noche de los tiempos.

Su correo está abierto, la policía le vigila sin cesar para sorprenderlo en flagrante delito de fabricación y verificar si entierra los objetos él mismo.
Total, al cabo de dos años, la inculpación se termina por un sobreseimiento.
Por fin, Emile Fradin puede gozar de la vida, se casa y tiene familia.

El Dr Morlet sigue las excavaciones, siempre a costa suya, durante 16 años. Encontrará más de 3 000 objetos, hasta el año 1941 cuando la ley Carcopino fue votada. De ahora en adelante está prohibido excavar el suelo francés sin autorización del Estado. Esto pone fin a las excavaciones de Glozel. El Dr Morlet muere en 1966, no verá el reconocimiento de Glozel.

En 1972, Henri François, ingeniero en la Comisaría de la Energía Atómica, visitando Glozel, saca muestras y las manda para fechado a 3 laboratorios extranjeros. Se utilizará el método de fechado al carbono 14 para los huesos grabados y la termoluminiscencia para las cerámicas y la terracota.
Y las dataciones llegaron:

Los restos óseos fueron datados entre 15000 y 17000 años.
Los restos cerámicos arrojaron una antigüedad de 5000 años.
Las tablillas grabadas tienen una antigüedad de 2500 años.

Así, casi 50 años después, el equipo del Centro de Investigación Nuclear de Grenoble, en 1974, estudió en “campo de los muertos” con un magnetómetro y descubrieron que daban ecos de existir más objetos enterrados. El 1975, en el Congreso de Arqueología de Oxford. En aquel congreso se reconoció como auténticas las piezas de Glozel. Se continuaron las excavaciones entre 1983 y 1990 pero no se publicaron nuevos resultados al respecto.

En 1995 una cadena televisiva anunció resultados preliminares sobre Glozel y la edad de los objetos: “Oficialmente los objetos hallados en Glozel pertenecen a diferentes épocas”. Y es que fueron hallados más de 3000 piezas, pero ninguno con grafías como las encontradas por Emile y su abuelo.

Entre los restos había huesos y utensilios parcialmente fosilizados, hachas con poco filo con un claro carácter ornamental. Guijarros de piedra grabados con animales de gran belleza. Objetos de cerámica, así como ídolos, vasos mortuorios, máscaras extrañas con extrañas inscripciones…Un horno que fue confundido con una tumba por su forma… Definitivamente Glozel y su emplazamiento arqueológico eran auténticos.

La duda surgió con la edad de los restos, aunque fue el Centro de Investigación Nuclear de Grenoble el que arrojó luz a las dataciones: la región tiene una radiactividad con valores superiores a los normales en otras zona, no es nocivo, pero si puede alterar una datación. Igualmente puede que en Glozel hubiera enterramiento de diferentes épocas, de ahí el nombre de “Campo de los muertos” y que se mezclaran diferentes objetos con diferentes edades.

Finalmente queda el misterio de la escritura… Están en raras grafías en huesos de hace 17000 años… Son similares a la escritura fenicia, pero también a otros tipos de escritura encontradas en hallazgos magdalenienses de Portugal, Rumanía o Francia…

Su misterio aún sigue intrigando a los arqueólogos…

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