El jurado popular lo considera responsable de un delito de homicidio imprudente con las eximentes incompletas de legítima defensa y miedo insuperable
Redacción: 12/01/2022
Según El Mira, un hombre ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Huelva a un año de cárcel por la muerte de un varón en el mes de abril de 2019 en un salón de juegos de la capital onubense.
El jurado popular lo considera responsable de un delito de homicidio imprudente con las eximentes incompletas de legítima defensa y miedo insuperable.
La Audiencia condena además al investigado a indemnizar con un total de 115.890,23 euros a la madre, la pareja sentimental y el hijo menor del fallecido, según ha indicado el TSJA en una nota de prensa.
Estado de temor y miedo
De esta manera, la Audiencia considera probado que acusado y víctima se conocían con anterioridad y habían tenido una relación de amistad hasta que el condenado inició una relación sentimental con la expareja del fallecido, lo que provocó desavenencias entre ambos.
El fallecido amenazó de muerte al encausado en varias ocasiones, “causando en éste un estado de temor y miedo” tras los hechos que tuvieron lugar la noche del día 10 de abril de 2019 en un salón de juegos de Huelva capital.
En ese momento, la víctima tuvo conocimiento de que el acusado se encontraba jugando en la mesa de la ruleta y decidió abandonar el local con los amigos que lo acompañaban, aunque regresó poco después al establecimiento.
Seguidamente, la víctima se dirigió a la mesa de la ruleta donde se encontraba jugando el investigado y le propinó varios manotazos por la espalda, momento en el que comenzó un forcejeo entre ambos. En esa trifulca, y “sin intención de causarle la muerte ni previendo dicho resultado mortal”, el acusado dirigió un arma blanca al cuerpo del fallecido y se la clavó a la altura de la zona lumbar.
Temor y miedo del acusado
Posteriormente, el encausado abandonó el local “rápidamente” y dejó allí al agredido aún con vida, siendo trasladado éste por sus amigos allí presentes en un vehículo particular a un centro hospitalario donde, pese a la asistencia médica recibida, falleció.
Durante el forcejeo, el condenado experimentó un estado de “temor y miedo” que, “aunque no fuera insuperable, disminuyó notablemente su voluntad o capacidad de elección sin llegar a anularla, lo que le llevó a apuñalarlo en dos ocasiones hasta matarlo.
Inicialmente, tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares ejercidas por la madre y la expareja del fallecido acusaron al investigado de un delito de homicidio y solicitaron para él penas de entre siete años y medio y catorce años de cárcel.