SEVILLA 2.8.2020 / Jose Manuel García Bautista
La fecha del año 2012 se convirtió en algo así como un tótem para los agoreros y apocalípticos. Si en otras fechas ha habido también miedo al devenir ha sido, sin dudas, en el año 999 y al cambio al 1000 donde la vieja Europa vivió años de oscurantismo y supersticiones.
Más modernamente el año 1999 al 2000 produjo los mismos temores pero en este caso en cuanto al plano técnico, con esa disfunción en los ordenadores de todo el mundo y el “temido” efecto 2000. Sin embargo en raras ocasiones miramos al Tibet, en la conflictiva región “china”, para saber que nos puede aguardar en el futuro…
A los lamas tibetanos se les profiere un gran respeto por su tradición, su entrega y su espiritualidad. Pero algo sorprendente ocurrió cuando los monjes tibetanos narraron como en sus “visiones remotas” podían ver “poderes mundiales en curso de autodestrucción” y como el mundo –tal y como lo conocemos- sería destruido…
Aquellos monjes afirmaban que el 2012 sería esa fecha trágica para la humanidad. Pero lo que pronosticaban en función de sus visiones era una debacle político-económica para el año 2010 (que ya se está viviendo) a nivel mundial y que haría que crecieran los recelos entre los líderes y las potencias mundiales.
Entre el año 2010 y el 2012 se harían maniobras políticas para salvar las economías de diferentes países, habrá negociaciones –y tensiones- entre los políticos del mundo, pero en el 2012 una amenaza nuclear venida de orienta creará un gran pesar en las potencias mundiales, será inesperado y se temerá ante una guerra nuclear de destrucción total. En ese momento de agonía lo sobrenatural se manifestará (¿la Segunda Venida?) y el mundo se salvará de la destrucción. Ahora esa fecha varía y la reubican para 2021.
Los estudiosos piensan que los monjes podrían estar hablando de la llegada de “seres superiores” o de la manifestación de su Dios… pero poco se sabe al respecto, los monjes sólo aclararon que: “los poderes divinos nos observan a todos.
La humanidad no puede y no se le permitirá alterar el futuro en ese gran grado. Cada ser humano a través de sus actos actuales en la vida llamados karma puede alterar las vidas futuras hasta cierto límite, pero cambiar el destino a ese gran grado no se permitirá hasta tal extremo”.
Sobre todo ello también matizaron que el camino correcto está en la espiritualidad y no en el progreso desmedido de las Ciencias, usada tantas veces con la falsa excusa del progreso para la destrucción del propio hombre o de la Naturaleza. Los monjes expresaron que: “Las personas aprenderán la esencia de la espiritualidad, la relación entre el cuerpo y el Alma, la reencarnación y el hecho de que estamos conectados entre nosotros y todos somos parte de Dios”.
Lo que los científicos y analistas mundiales si han llegado a un consenso es el peligro mundial que tiene y que pueden provocar potencias como Irán, India, Pakistán, Corea o China en sus experiencias nucleares, y que de no ser practicadas con cautela o en beneficio de su pueblo pueden llegar a crear una escalada armamentística interior de consecuencias imprevisibles para estas naciones y el resto del planeta ya que el poder nuclear no está, ni mucho menos, dominado.
Los monjes tibetanos finalizaban afirmando: “ellos se revelarán a sí mismos de tal modo que no nos asustaremos ninguno de nosotros. Se revelarán a sí mismos solamente si tienen que hacerlo. Como progresa nuestra ciencia y tecnología, estamos destinados a vernos interactuar con ellos de cualquier modo”.
Al parecer nuestro planeta estaría protegido por fuerzas que no llegamos a comprender pero que velan por nuestra integridad… Esperemos que los monjes tibetanos estén en lo cierto, de lo contrario…