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Tamara Samsonova, la ‘abuela caníbal’ que asesinaba y descuartizaba a sus inquilinos

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Se declaró fanática del temido asesino en serie Andréi Chikatilo, el ‘carnicero de Rostov’

Redacción 27/09/2021

Según la Vanguardia, hacía días que el mal olor se había instaurado en una zona apartada de los suburbios de San Petersburgo: alguien había abandonado siete bolsas de basura negras y la pestilencia repugnaba incluso a los animales. Cuando los bomberos acudieron a comprobar a qué se debía aquello, descubrieron algunos restos humanos envueltos en una cortina de ducha. Se trataba de una vecina desaparecida. Ante el macabro hallazgo, la policía examinó las cámaras cercanas y se toparon con su asesina.

Tamara Samsonova, una amiga de la víctima, la descuartizó tras una trifulca sin importancia: unos platos sin fregar. “Lo hice todo deliberadamente”, reconoció la apodada como ‘Granny Ripper’ (la abuela destripadora o abuela caníbal). Según su testimonio, había asesinado a un total de once personas: su marido, su suegra y a varios inquilinos.

Fanática de Chikatilo

Apenas se conocen datos sobre la infancia de nuestra protagonista salvo un par de apuntes biográficos. Tamara Samsonova nació el 5 febrero de 1947 en la ciudad rusa de Uzhur, se graduó en la escuela secundaria y, posteriormente, se trasladó a Moscú para licenciarse en el Instituto Estatal de Lingüística (actual Universidad Estatal). Una vez terminada la carrera, se mudó a San Petersburgo donde conoció al que fue su marido, Alexei. La pareja se casó a principios de los años setenta y establecieron su domicilio en la calle Dimitrov, en los suburbios de la ciudad.

Gracias a su facilidad para los idiomas, Tamara llegó a trabajar en una agencia de viajes, aunque su carrera profesional la ejerció en el Hotel Evropéiskaya, uno de los establecimientos de cinco estrellas más emblemáticos de San Petersburgo.

Tamara Samsonova (a la derecha), de joven
Tamara Samsonova (a la derecha), de joven YouTube

Ni sus compañeros, amigos ni tampoco vecinos sospecharon jamás de la personalidad un tanto siniestra de la mujer. Todos la recordaban como una persona cariñosa, amable, simpática, con buen corazón, aunque con unos hobbies algo lúgubres. Tamara era una fanática de los horóscopos, la astrología y la literatura sobre magia negra. Y, con los años, se obsesionó con uno de los peores asesinos en serie soviéticos, Andrei Chikatilo, el ‘carnicero de Rostov’.

Una de sus vecinas, Marina Krivenko, se asombró del enorme interés de Tamara por un personaje tan sanguinario como Chikatilo. Y, aunque aseguró que Samsonova “coleccionaba información de él y le gustaba comentar la forma en que él [Chikatilo] cometió sus homicidios”, la residente nunca creyó que aquella afición por los serial killers la acabaría convirtiendo en uno de ellos.

Tamara Samsonova
Tamara Samsonova E2W

Su primera incursión delictiva se produjo en el año 2000 con la desaparición de su marido Alexei. Pese a que los familiares del hombre denunciaron los hechos e insistieron a la policía en su búsqueda, la esposa aseguraba que él se había fugado con otra mujer y que jamás regresaría. Las autoridades creyeron su versión de los hechos y dieron por cerrada la investigación.

Con la supuesta fuga del marido, Tamara decidió alquilar una habitación en su casa. Pero lo que empezó como una forma de tener compañía y de ganar un dinero extra, terminó convirtiéndose en la excusa perfecta para asesinar a sus inquilinos. Uno de ellos, Volodya, fue mutilado y descuartizado en el baño, pero nunca se localizaron sus restos. Lo mismo sucedió con otro hombre, Sergei, al que también desmembró y arrojó en la calle, aunque en esta ocasión sí se encontró su cuerpo en 2003. El cadáver no tenía ni brazos ni piernas.

En busca de fama

Si alguien preguntaba a Tamara por la ausencia de alguno de sus huéspedes, ella siempre ponía alguna excusa. Nadie sospechó que detrás de aquella mujer de apariencia gentil se escondía la mente de una asesina. Ni siquiera cuando en alguna conversación, decía: “Seré popular y famosa” o “causaré sensación”. Su círculo cercano no sabía a qué se estaba refiriendo con dichas afirmaciones, pero tras su último crimen todos cayeron en la cuenta: el objetivo de Tamara era matar para alcanzar la fama. Lo cumplió en el año 2015, al mudarse temporalmente con su amiga Valentina Nokolaevna Ulanova, de 79 años.

En marzo de aquel año, Samsonova inició unas reformas en su domicilio y necesitaba un lugar donde permanecer hasta que terminaran los obreros. Valentina se ofreció a acogerla y, durante varios meses, ambas ancianas compartieron piso.

Valentina Ulanova, última víctima de Tamara Samsonova
Valentina Ulanova, última víctima de Tamara Samsonova YouTube

Las labores de remodelación concluyeron en julio, pero Tamara se negaba a regresar a su hogar, algo que incomodaba sobremanera a Valentina: se sentía como una invitada en su propia casa. La tensión y las continuas fricciones deterioraron su amistad, discutían por cualquier motivo y Valentina empezó a cansarse de la actitud de Tamara.

La noche del 23 de julio se produjo el último rifirrafe entre ambas mujeres por una pila de platos sin fregar. Aquello fue el detonante para que la asesina planificase su último crimen: compró somníferos y los machacó y añadió a una ensalada Olivier. Después, se cercioró de que Valentina cenaba el plato y se fue a dormir. Hacia las dos de la madrugada, Tamara regresó a la cocina y se topó con su amiga tirada en el suelo.

Las cámaras captan el momento en que Tamara Samsonova baja las bolsas de basura
Las cámaras captan el momento en que Tamara Samsonova baja las bolsas de basura YouTube

Aunque la mujer todavía estaba viva, la anciana inició una sanguinaria matanza. Cogió una sierra y empezó a desmembrar el cuerpo de Valentina. Primero le cortó la cabeza y las manos, los hirvió en una olla, y luego procedió a mutilar el resto del cadáver. Para disimular el delito cometido, Tamara envolvió las partes rebanadas en bolsas de plástico, también en una cortina de ducha, y las colocó “en diferentes lugares cercanos al bloque de apartamentos” para evitar la identificación de su víctima.

Durante varias horas, Tamara sacó hasta siete bolsas de basura negras para abandonarlas en un terreno próximo a su casa. Además, arrojó la cacerola con la cabeza y las manos a un contenedor, pero nunca aparecieron. Todo este periplo criminal fue grabado por las cámaras de seguridad del edificio y de las calles adyacentes: en las imágenes, que todavía circulan por Internet, se puede ver a Tamara, ataviada con un chubasquero azul, arrastrando los restos por la calzada. Unos días más tarde, el olor nauseabundo de los desechos humanos puso en alerta a los bomberos.

Imagen de Tamara Samsonova portando la olla con la cabeza y las manos de Valentina
Imagen de Tamara Samsonova portando la olla con la cabeza y las manos de Valentina YouTube

Tras el macabro hallazgo, la policía inició una investigación para aclarar lo sucedido. Una de sus primeras tareas fue examinar las cámaras de seguridad de la zona por si descubrían al responsable. Esto les permitió visualizar imágenes de una mujer vestida de azul trasladando pesadas bolsas de basura. Acto seguido, trazaron el posible recorrido de la desconocida, lo que los llevó directamente a un reguero de sangre procedente del edificio de Samsonova.

Piso por piso, los agentes fueron interrogando a los vecinos y, para cuando la asesina abrió la puerta y vio a la policía, esta gritó un: “¡Fui yo!”. Con esta confesión, las autoridades llevaron a la sospechosa a comisaría donde, aparte de confirmar el asesinato de Valentina, también reveló otros diez asesinatos más. “No es mi primer asesinato, he matado a otras personas”, dijo.

Tamara Samsonova arrastrando una bolsa de basura
Tamara Samsonova arrastrando una bolsa de basura YouTube

Entre tanto, la policía registró las viviendas de Valentina y Tamara en busca de pruebas y encontraron la bañera con sierras y cuchillos llenos de sangre, la nevera con restos humanos almacenados en papel de aluminio, libros de magia negra y astrología, multitud de información sobre Andrei Chikatilo, y varios diarios escritos en ruso, inglés y alemán. En estos últimos, la anciana relataba los asesinatos perpetrados, cómo se había comido los pulmones de una de sus víctimas, e incluso, dibujaba el modo en que desmembraba a sus víctimas.

“Maté a mi inquilino Volodya, lo corté en pedazos en el baño con un cuchillo, puse los pedazos de su cuerpo en bolsas de plástico y los tiré en diferentes partes del distrito de Frunzensky”, decía uno de esos extractos.

Extracto de los diarios de Tamara Samsonova
Extracto de los diarios de Tamara Samsonova E2W

A lo largo de sus páginas, la denominada ‘Granny Ripper’ también alternaba las crónicas de sus matanzas con un resumen de su rutina diaria: “Me tomé las medicinas”, “duermo mal”, “tomé café” o “apenas como”. Precisamente, entre las páginas también se recuperó la tarjeta de visita de uno de sus inquilinos asesinado en 2003, y cuyo cadáver apareció a pocos metros de su domicilio. Por entonces, los investigadores no relacionaron el asesinato con Tamara Samsonova.

La noticia de los crímenes de la abuela destripadora conmocionó a la opinión pública y los medios llenaron decenas de páginas con su tétrica historia. De hecho, algunos rotativos titularon lo ocurrido como ‘Pesadilla en la calle Dimitrova’ y llegaron a denominarla Baba Yaga, nombre de un personaje del folclore eslavo que representa a una anciana que engañaba a sus víctimas para comérselas.

Mentalmente incapacitada

El juez al cargo del caso, Roman Chebotaryov, envió a la detenida al Hospital Psiquiátrico de Kazán para que le realizaran una evaluación psiquiátrica exhaustiva y dilucidar así su estado mental. Tamara “representa un peligro para sí misma y para quienes la rodean”, explicó el jefe del Comité de Investigación de San Petersburgo, Sergei Kapitonov. “Según los resultados del examen psiquiátrico forense, la mujer sufre de una enfermedad mental crónica en forma de esquizofrenia paranoide”, decía el comunicado. Por tanto, el destino de Tamara Samsonova ahora quedaba en manos del magistrado, el único que podía dictar “las medidas médicas obligatorias” sobre la acusada.

La vista judicial acaparó una gran atención mediática. Varios medios de comunicación querían captar el momento en el que Tamara Samsonova declarase semejantes aberraciones ante el juez. En un momento dado, la anciana miró a los congregados y dijo: “Sabía que vendrían. Es una vergüenza para mí, toda la ciudad lo sabrá”. Y, a continuación, lanzó un beso al aire mientras los fotógrafos inmortalizaron la escena.

Tamara Samsonova lanza un beso a los periodistas durante la vista judicial
Tamara Samsonova lanza un beso a los periodistas durante la vista judicial YouTube

Antes de tomar las medidas médicas oportunas, el juez Chebotaryov concedió la palabra a Tamara. “Aquí hay un ambiente sofocante, ¿puedo salir?”, espetó la acusada de primeras. Luego, añadió: “Me he estado preparando toda mi vida para esta vista, señoría, durante décadas, lo hice todo deliberadamente”.

Y agregó: “Estuve preparándome para esta acción judicial durante decenas de años. Todo se hizo deliberadamente. No tengo otro lugar dónde vivir. Soy una persona mayor. He pensado 77 veces en esto y luego decidí que debo estar en prisión. Moriré ahí y el estado probablemente me enterrará. Con este último asesinato cierro un capítulo”. Por su parte, el magistrado respondió: “Me han pedido que la arreste. ¿Qué piensa?”. A lo que ella le contestó: “Usted decide, señoría. Después de todo, soy culpable y merezco un castigo”.

Tamara Samsonova bajo custodia policial
Tamara Samsonova bajo custodia policial E2W

Cuando el juez Chebotaryov anunció que la mantendría bajo arresto y enviaría a un hospital psiquiátrico por tiempo indefinido, Tamara comenzó a aplaudir con una sonrisa en los labios. La asesina fue declarada mentalmente incapacitada y, desde entonces, permanece en el centro psiquiátrico de Kazán bajo tratamiento y supervisión médicas.

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