El escocés se metió en la piel de 007 en siete películas
Logró el Oscar al mejor intérprete de reparto por ‘Los intocables de Eliott Ness’ y era considerado uno de los hombres más deseados del mundo
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Redacción 31.10.2020.-
Publica el diario Canarias7 que si ‘Sólo se vive dos veces’, como decía el título de una de sus películas más conocidas, Sean Connery debe de estar ahora mismo tomándose un martini «mezclado, no agitado», o un whisky de su Escocia natal, en alguna de sus mansiones.
Pero esa copa ya pertenece a su segunda vida: la primera la cerró este sábado tras 90 años muy intensos.
El actor escocés, ganador de un Oscar de reparto por ‘Los Intocables de Eliot Ness’, murió durante la noche acompañado por su familia en Nassau, en las Bahamas, según desveló su hijo, Jason Connery.
Ocho actores han encarnado a James Bond en 27 películas, pero Sean Connery fue el genuino 007 para millones de seguidores en todo el mundo. Se metió en el papel y lo perfiló de un modo tal que todos los intérpretes que llegaron después de él tuvieron que soportar la comparación, y casi siempre la perdieron.
Convertido en el agente más leal de la Reina de Inglaterra, y con licencia para matar, Connery marcó la masculinidad de la segunda mitad del siglo XX: alcohol, mujeres, trajes a medida, relojes caros, Aston Martin de lujo, yates, casinos, playas.
En 1989, con 59 años, la revista People lo distinguió como «el hombre vivo más sexy» del mundo y diez años después, como el más atractivo del siglo XX.
Hasta la cima del mundo llegó escapando de la pobreza. Thomas Sean Connery nació 1930 en un barrio obrero de Edimburgo, hijo de un camionero y una limpiadora. A los 16 años dejó la escuela y se enroló en la Marina.
Se dedicó al fútbol, el boxeo y las mujeres, sus pasatiempos favoritos, y se hizo dos tatuajes: uno de una ardilla y un pájaro con la inscripción ‘papá y mamá’ y otro de un corazón con un cuchillo clavado con la frase ‘Escocia para siempre’.
Los dos los llevó con coherencia: estuvo siempre muy apegado a su familia y fue un firme defensor de la independencia escocesa.
Acabada su etapa militar, vivió varios años de pequeños y pintorescos trabajos: fue profesor de natación, pulidor de ataúdes, repartidor de carbón, albañil, conductor o guardaespaldas.
En 1950, participó en el concurso de Mister Universo en Londres: quedó tercero.
A los 27 años inicia su carrera de actor con un telefilme de la BBC, firma un contrato con la 20th Century Fox y a partir de ahí, encadena rodajes.
Pero su gran oportunidad llegó cuando le proponen participar en una película de espías. Se niega a participar en el cásting.
«Me cogen como soy o me dejan», les dijo, al parecer, a los productores. Le cogieron, claro, y no lo soltaron hasta siete películas después.
La saga empezó en 1962 con ‘007 contra el Dr. No’ y terminó en 1983 con ‘Nunca digas nunca jamás’.
Se habían forjado dos mitos: Sean Connery y James Bond, y al contrario que otros actores, el escocés nunca renegó de su personaje más icónico.
«Siempre aprecié a Bond, aunque a veces me parecía detestable», afirmó..
Probablemente, el gran mérito de Connery fue conseguir que un personaje tan popular no encasillara su carrera.
Al contrario, pareció una motivación para moverse por todo tipo de papeles. Durante años alternó a 007 con películas como ‘El día más largo’ (1962), ‘Marnie, la ladrona’ (1964), ‘Asesinato en el Orient Express’ (1974),
‘El hombre que pudo reinar’ (1975) o ‘Robin y Marian’ (1977), entre otras. Pero a partir de 1983, y tras dos años sabáticos, inauguró una nueva etapa en su carrera llena de éxitos de taquilla y premios.
Fue el fraile franciscano Guillermo de Baskerville en ‘El nombre de la rosa’ (1986), el agente Jim Malone en ‘Los Intocables de Eliott Ness’ (1987) y el padre de Indiana Jones en ‘Indiana Jones y la última cruzada’ (1989) –en la vida real, Connery y Harrison Ford se llevan sólo 12 años–.
De esta época son también ‘La caza del Octubre Rojo’, ‘La Casa Rusia’ y ‘La Roca’.
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