SEVILLA 03.11.2019 / Jose Manuel García Bautista
Cuando Cristóbal Colón descubrió América el puerto de Sevilla no ocupaba el lugar que actualmente tiene en la zona de la Torre del Oro, el puerto tenía una ubicación mucho más retrasada como pudiera ser la Barqueta.
Así al final de la calle Guadalquivir, en la Puerta de San Juan, se encontraba “La máquina”, que era un artefacto que tenía la función de cargar y descargar barcos y que era una suerte de grúa, por ello la denominada Puerta de San Juan se la llamaba la Puerta del Ingenio.
Allí, en la Barqueta, en la Puerta de Almenilla, se encontraban los muelles de Sevilla y que tanta importancia había tenido durante la época árabe, hemos de observar que el palacio árabe en verano se encontraba en lo que es hoy el convento de San Clemente.
Toda la zona de Barqueta hasta el Barrio de los Humeros era zona del antiguo puerto, en el podemos encontrar aún la reminiscencia de este en el nombre de sus calles como, por ejemplo, la calle Redes, Dársena o calle Bajeles y que llegaba hasta la Puerta Real o Puerta de Goles.
Esta zona además dejaba a la vista las dos islas que el río dejaba a su paso por la capital, dos islas frente a la Barqueta, frente a la Cartuja y otra frente a la calle baños, donde habitualmente se podían encontrar barcas amarradas.
Sevilla tenía una aduana donde se pagaban por la mercancía que entraba o salía de la ciudad, esta aduana estaba junto al convento de frailes de Santiago de la Espada, hoy Husillo Real.
Y comenzaron las reformas en el puerto y se decidió llevar más abajo con motivo del Descubrimiento de América, según documento del 14 de Enero de 1503, Casa de la Contratación de Sevilla.
La aduana siguió en el denominado Postigo del Carbón hasta el siglo XVI, época en la que se trasladó a la Atarazanas; la “máquina” o “ingenio” se trasladó junto a la Torre del Oro.
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