Historia MISTERIO

Saber oculto y Alquimia, el sueño de Nicolás Flamel

Sharing is caring!

SEVILLA 28.3.2020 / Jose Manuel García Bautista

No son pocas las veces que el ocultismo y la bruma de misterio que decora a menudo sus caminos han inspirado a escritores, guionistas… o a ambos. Este es precisamente el caso de uno de los más famosos alquimistas de la historia: Nicolas Flamel.

A pesar de que muchos pensaban que se trataba de un personaje ficticio, lo cierto es que Nicolaus Flamellus nació en los alrededores de Pontoise, en 1330, por lo que su vida discurrió a caballo entre los últimos coletazos de la edad media francesa y los primeros compases del renacimiento.

La figura de este rabino judío siempre ha caminado en el límite entre la leyenda y la historia y numerosos historiadores han debatido largo y tendido incluso sobre su nacimiento.

Pertenecía a la burguesía, puesto que se ganaba la vida regentando un pequeño puesto de libros junto a las columnas de Saiint Jaques la Boucherie de París, pero en cierto modo era también funcionario del estado, puesto que desempeñaba tareas de librero jurado, que podríamos asemejar a nuestros actuales notarios, y escribano público.

También fue copista, además de poeta y matemático. Al parecer, habría sido hijo de un sofer, un copista de origen judío que cuenta con autorización para realizar copias de la Torá. De este modo, Nicolas no sólo aprendió de su padre el oficio, sino también el dominio del latín y el hebreo.

Gracias a su puesto de libros, pudo comprar una casa en la calle Marivaux, donde estableció su taller. Allí, otros copistas e iluminadores comenzaron a trabajar para él, aunque sólo podían firmar con una cruz.

Esto le permitió tomar por esposa a una viuda, llamada Pernelle, un poco mayor que él pero con propiedades. Ella se convirtió para Flamel en la compañera perfecta y se dice que, sobre todo, él valoraba su inteligencia y su capacidad para guardar secretos, algo que sería fundamental para Nicolas.

En la Biblioteca Nacional de París descansan copias de la época y escritos originalmente suyos, así como documentos sobre su matrimonio, su nacimiento y otros momentos de su vida. Todo ello apoya lo que sí sabemos a ciencia cierta sobre Nicolas Flamel.

Como buen librero, Flamel tuvo contacto con el saber proveniente de distintas culturas. Es cierto que hubo de convertirse al catolicismo, pero eso no le impidió estar en contacto con escritos rabes, egipcios o clásicos griegos.

Entraba dentro de lo posible que adquiriese algunos conocimientos de tipo hermético, pero tampoco era algo tan infrecuente. Sin embargo, esa vida tan corriente se “condimentaría” pronto con la llegada a sus manos de un libro, como era de esperar y, a partir de ahí, es difícil saber qué parte es histórica y cuál pertenece a la leyenda popular y ocultista.

Se trataba de un grimorio antiguo, un libro distinto, firmado por Abraham Judío, príncipe, sacerdote, levita, astrólogo y filósofo.

“No era papel ni pergamino, como los demás, sino que era de cortezas de tiernos arbustos. Sus tapas eran de fino cobre, grabado con letras y figuras extrañas. Creo que podían ser caracteres griegos u otra lengua antigua similar, pues no sabía leerlo, y no eran letras latinas o galas, ya que de esas entiendo un poco”.

Al parecer, para ayudar a su pueblo el autor explicaba cómo transmutar el metal utilizando palabras comunes, diagramas y dibujos. Sin embargo, dejaba un agente fundamental oculto, dibujado con detalle, pero con suficientes incógnitas como para que nadie que no estuviera suficientemente avanzado en el conocimiento de la Cábala pudiese acceder al proceso completo.

Nicolas Flamel pensaba que quien se lo vendió no sabía lo que valía y él tampoco, pero le intrigó tanto que no pudo menos que intentar descifrarlo. Para ello, emprendió un largo viaje  que le trajo a España en 1380, consultando a los mejores conocedores de la Cábala y buscando a los mejores traductores de griego antiguo.

Peregrinó incluso a Santiago de Compostela (bien conocidos son los estudios sobre la Ruta Jacobea y el hermetismo de los maestros constructores), conociendo en el camino al Maestro Canches, que le indicó que aquel libro era el Aesch Mezareph del Rabí Abraham y le enseñó a interpretarlo.

Para Flamel aquellas enseñanzas fueron fundamentales. A su regreso a París en 1382 comenzó a trabajar en un pequeño laboratorio, pues decía haber encontrado el secreto alquímico de la transmutación del metal en oro.

Muchos lo dudan pero parece ser que sus riquezas crecieron de pronto: en 1407 mandó construir una nueva casa, aún en el 5 de la Calle Montmorency, y financió con generosidad diversas capillas y hospitales. Incluso se da por cierta en algunas fuentes la historia de que Carlos VI de Francia le pidió que llenase las arcas reales.

Tras su viaje, Nicolas Flamel parecía dominar también el proceso para crear homúnculos a partir de las sombras y se decía que halló la fórmula de la piedra filosofal.

Para Flamel, la búsqueda de la piedra era el aprendizaje de las leyes más profundas de la naturaleza y viendo que aquel conocimiento debía ser compartido, pero no con cualquiera, escribió su “Libro de las figuras jeroglíficas” en 1399, en el que cuenta su viaje y que encierra una gran carga simbólica.

Flamel y su esposa murieron hacia 1415 y fueron enterrados en el cementerio de St. Jaques de la Boucherie siguiendo los pasos claramente determinados por el famoso alquimista en su última voluntad.

Los rumores sobre sus hallazgos se extendieron como la pólvora y algunos pensaban que todo había sido un montaje ideado por Flamel para cambiar de identidad y continuar con su vida inmortal gracias al elixir de la vida eterna descubierto.

Aunque el revuelo se calmó con relativa rapidez, los estudios del arqueólogo Paul Lucas llevaron a abrir sus tumbas para encontrarlas vacías. Leyenda o realidad, la de Nicolas Flamel fue una figura como poco curiosa en la historia del hermetismo, el ocultismo y, sobre todo, la alquimia, que ha dejado huella en la cultura popular.

TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE: ¿Qué misterio encierra Orión?

Related posts

¿Conoces la terrible leyenda del Faro de Sevilla?

Jose Manuel Garcia Bautista

Los grandes símbolos esotéricos

Jose Manuel Garcia Bautista

Hechos históricos ocurridos un 27 de junio

Jose Manuel Garcia Bautista

Leave a Comment

shares