SEVILLA 28.2.2021 / Jose Manuel García Bautista
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A veces las antiguas culturas creaban leyendas e historias que, con el paso del tiempo, llegaron a pasar a su acervo cultural hundiéndose en las raíces e idiosincrasia, casi indistinguibles de su realidad, o poco diferenciable de una ficción de dioses.
Buen ejemplo de ello tenemos en culturas como la egipcia, la babilónica, la de los pueblos precolombinos o entre religiones como el cristianismo…
En torno a las marcas que ha creado el ser humano en su entorno tenemos algunas curiosas, e incluso, enigmáticas tales como las líneas de Nazca o el Candelabro de Paracas…
Fue es conocido divulgador Graham Hancock el que planteó que este último fuera de los propios nazqueños, de los pobladores de la cultura de Nazca, allá por los siglos II a.C. al VII d.C.
Para Hancock el cielo de la región peruana tendría un fiel reflejo del firmamento en la representación en la tierra y el Candelabro sería una “copia” del mismo, el “grabado” tiene una disposición que estaría muy cercana al verdadero eje Norte-Sur, le meridiano del cielo, la línea que separa y que ha servido de guía para que los astrónomos de todas las épocas se orienten. Tanto es así que el Candelabro sólo puede ser visto al completo desde el norte.
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Curiosamente se han realizado simulaciones mediante el uso de modernos ordenadores y a medianoche del equinoccio de primavera, allá por el año 2 o 3 de nuestra Era, la constelación llamada Cruz del Sur aparecía por el meridiano sur a una altitud de 52º. El lugareño que estuviera con su barca en la zona hubiera visto a esta constelación justo en lo alto del Candelabro.
Curiosamente esta constelación era casi desconocida para los marinos europeos hasta el siglo XVI pero muy conocida para sacerdotes y marinos de la zona de Mesoamérica.
La Cruz del Sur atraviesa la Vía Láctea y viene a posicionarse en el lugar donde los pueblos precolombinos ubicaban el país de los muertos… justo entre dos nebulosas: la zorra y la llama, animales íntimamente relacionado con el “Diluvio” en la Antigüedad… ¿Casualidad?