Historia MISTERIO

Principios de la Masonería

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SEVILLA 15.2.2020 / Jose Manuel García Bautista

Cuando la curiosidad se convierte en un motor fundamental en la vida de una persona (una curiosidad sana, bien entendida), a menudo la búsqueda del Saber, simplemente como medio hacia un mayor crecimiento personal y atendiendo a una necesidad interna inevitable, acaba jugando con teorías, corrientes filosóficas y áreas de conocimiento que uno jamás pensó que le tocarían tan de cerca.

De pronto, términos como masonería, maestres, hermandades, sociedades secretas y tradición iniciática saltan sobre la mesa y no queda más remedio que leer y valorar.

A menudo, masonería se ha relacionado con palabras como mito, esoterismo, brujería, ocultismo, satanismo, pero sobre todo, suelen ir invariablemente unidos a la percepción, más o menos cierta, de que custodian secretos, transmitidos de generación en generación, que viendo la luz acabarían con el poder establecido.

¿Son acaso un grupo revolucionario que utiliza la información que posee para manejar los hilos del poder sociopolítico mundial? No me queda más remedio que buscar fuentes e investigar.

No pocos autores, César Vidal sin ir más lejos cuenta con varios títulos en su bibliografía dedicados al tema, han investigado de manera extensa los orígenes de esta autodenominada “Fraternidad Universal” y su situación e influencia a lo largo de la historia.

Sin embargo, sigue siendo un colectivo que se encuentra rodeado de un halo de misterio y hermetismo – entiéndase en toda su amplitud – que, como poco, genera curiosidad.

Precisamente por ello, una búsqueda rápida mostrará defensores y detractores de la Francmasonería sin demasiada dificultad, un enfrentamiento dialéctico entre corrientes diversas que los ensalzan y otras que los condenan, como ha sido a lo largo de la historia, pero será el objetivo personal del lector lo que marque definitivamente, en el primer contacto, la actitud con la que se acerca a eso que, tan ampliamente, se denomina masonería.

Aquel que busque información sobre sociedades secretas, conspiraciones, influencia sociopolítica y avatares históricos la encontrará fácilmente, sea inclinando la balanza hacia el lado de “los buenos” o hacia el lado de “los malos”.

Ahora bien, aquel que busque realmente saber se verá obligado a investigar algo más. La visión maniqueista queda atrás inevitablemente para preguntarse realmente qué es lo que saben ellos que no sabe el resto del mundo y empiezas a buscar y a fijar tu atención en “algo distinto”.

Y entonces florecen conceptos como tradición iniciática ancestral, los sabios maestros, el elevar del ser humano, la búsqueda de la perfección espiritual, avanzando sobre de religiones y dogmatismos, con una concepción del “Gran Arquitecto del Universo” mucho más amplia y menos encorsetada que cualquier otra corriente filosófica o teísta conocida.

En ese momento, es cuando se empieza a saber que su conocimiento no está guardado en cajas de plomo en oscuras bibliotecas a las que se veta el acceso. No hay secreto mejor guardado que aquel que está a la vista de todos gracias al arte, la arquitectura: los maestros de las épocas pasadas, canteros, arquitectos, carpinteros, pintores, dejaron en sus obras las huellas indelebles del saber.

Si se estudia con detenimiento los objetivos de esta institución que muchos califican de milenaria, éstos se orientan hacia “el conocimiento, la filantropía, la filosofía, la beneficencia y la elevación del ser humano por encima de sus condiciones habituales de saber”, todo ello según las reflexiones del Dr. Serge Raynaud de la Ferriere.

Debido a ello, se dejan pequeñas huellas que pueden ser correctamente interpretadas, ocultas para el profano pero brillantes y claramente definidas para aquel que realmente se halle comprometido con el conocimiento.

Y es que, el acceso a esos “secretos” tiene un precio. No se trata de un precio económico sino, hasta donde alcanzo a ver, mucho más valioso: tiempo y compromiso son mucho más importantes que el vil metal. Ahora bien, compromiso ¿con qué?, ¿con quién o quiénes?

El escritor César Vidal hacía una profunda referencia a la Masonería primero y concretaba en los masones después, haciendo especial hincapié en el desconocimiento que se tiene de los mismos como sociedades discretas, aunque pasen, en la actualidad, por ser sociedades secretas. Sin embargo los masones han tenido peso específico en la Historia, incluso con participación activa en ella (léase la Historia de los Estados Unidos y algunos de sus presidentes).

La Masonería abarca muchas partes determinadas de su estructura siendo complejo el poder explicarla al 100%.

Si atendemos a la historia, el año clave fue el de 1641, pero pensar que antes no hubo iniciados carece de lógica. El conocimiento no surge de forma espontánea ni por azar en el siglo XVII.

Los principios herméticos vienen de tiempos egipcios, griegos… Se trata de conocimientos milenarios que aúnan teorías de la evolución con génesis bíblico, realización personal con toma de conciencia.

La palabra masonería es una palabra que sugiere algo de gran tamaño, a veces farragoso, a lo que parece tan difícil acercarse de una forma simple que casi desanima antes de comenzar la búsqueda, algo que está tan oculto que va a ser imposible de entender. Sin embargo, tras un primer contacto, me sorprende ver que quizá, después de todo, no sea tan complejo. Sólo hay que querer.

Me quedo con el poder del fuego como elemento clave en la transmutación alquímica.

Después de todas las vueltas que la humanidad ha dado pensando que la alquimia era el secreto de convertir el plomo en oro, me da la sensación de que ese fuego es más interior que exterior y que las cosas son lo que son en función de lo que representan para quien las observa.

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