SEVILLA 29.10.2019 / Jose Manuel García Bautista
Una pequeña parte de la población mundial podría considerarse “afortunada” por necesitar muy pocas horas para dormir y estar al 100% en cuanto a su rendimiento físico e intelectual.
Para quién sufre el síndrome del “durmiente corto” quizás es una maldición pues ve como, a la hora de irse a dormir, las horas caen una tras otra y el sueño no llega.
Muchos de ellos, al no saber que les sucede, entran en cuadros de ansiedad o recurren a las pastillas para dormir, que rara vez le hacen efecto a no ser que sean de compuesto muy potente.
Pero las investigaciones que se han realizado al respecto establecen una clara diferencia entre lo que es el sueño breve y el insomnio, no siendo lo mismo ni se pueden tratar de la misma forma.
No dormir puede sumir, a una persona normal, en un cuadro depresivo, pero quién sufre el síndrome del “durmiente corto” no suele verse afectado por ello.
Se considera como “durmiente corto” aquella persona que necesita dormir menos de cuatro horas diarias y no muestra síntomas de sueño durante el día ni agotamiento teniendo un rendimiento normal o por encima de la media.
Las causas que pueden provocarlo son:
-Una mutación genética.
-Cambios ocupacionales.
-Estrés psicológico.
-Consumo de cafeína, alcohol y drogas.
No hay un tratamiento efectivo para ello.
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