LEYENDAS MISTERIO

Lugares, en Sevilla, donde podrías encontrar a la ‘chica del curva’

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SEVILLA 30.5.2020 / Jose Manuel García Bautista

No hay ciudad que no tenga su particular aparición en una curva, son las llamadas “chica de la curva” que siembran de temor e inquietud a todo el que circula por la noche por una carretera señalada…

Comencemos nuestra leyenda urbana con protagonista en cualquier ciudad de España, por ejemplo Sevilla. Ubiquemos al lector: se encuentra a unos 40 kilómetros de Sevilla, presto a tomar la denominada “Cuesta de las Doblas” muy próxima a la localidad de Sanlúcar La Mayor, allí, en la espesura de la noche comienza esta historia entre el terror y lo quimérico.

Accidente de trágico

Tras un programa en la desaparecida “Punto Radio Sevilla” un oyente nos escribía como: “un amigo de un amigo” se encontraba una noche conduciendo, volviendo a casa tras un largo día e intentando vencer el sueño provocado por el cansancio. Al llegar a cierto punto del camino, se encuentra a una chica parada al borde de la carretera, vestida con un camisón blanco a pesar del frío que hace… Su relato, íntegro y textual, sigue así:

El chico, pensando que se trata de la víctima de un accidente de tráfico, detiene el vehículo para auxiliarla. Se trata tan sólo de una autoestopista que sube al coche sin mediar palabra. Tras un rato de trayecto, llegan a una sucesión de curvas peligrosas. En ese momento, la chica advierte al conductor: “cuidado con la curva, ahí es donde yo me maté”. El chico, asustado, corrige la trayectoria del coche. Cuando consigue evitar el peligro y retoma la recta, mira hacia el asiento del copiloto para encontrarse, aterrado, conque se encuentra vacío.

Tras el perturbador suceso, el joven se dirige a una comisaría para informar del hecho, donde le contestan que se trata de un suceso habitual, ya que la aparición de la misteriosa chica de la curva ha sido denunciada por numerosos conductores a los que ha salvado de sufrir su misma muerte con su macabra advertencia.

La “Cuesta de las Doblas”

Otra variante de la misma nos dice que este mismo suceso ocurrió en aquella misma ubicación, la denominada “Cuesta de las Doblas”: era una noche de niebla espesa, era noche cerrada, caía una lluvia suave pero ininterrumpida y la niebla cubría la noche con su manto blanquecino, impidiendo ver más allá de 15 metros…

“Un hombre iba conduciendo su coche por las curvas, deseoso de llegar a su casa y rencontrarse con su mujer y sus dos hijas después de un largo fin de semana de trabajo.

En una de las curvas del camino, vio a una autoestopista, una joven morena, demacrada y pálida, empapada por la lluvia, con un largo vestido rojo desgarrado y sucio de barro. Este hombre se apiadó de la joven y, pisando los frenos, decidió llevarla consigo y acercarla hasta el pueblo más cercano.

Durante gran parte del trayecto, el hombre y la joven fueron hablando de cosas triviales, cuando, en un momento dado, antes de llegar a uno de los tramos más peligroso de las cuesta, la joven le avisa de que reduzca la velocidad hasta casi detenerse y que pase muy poco a poco.

El hombre lo hace, y comprueba, asustado, que, de no haber sido advertido por ella del peligro, probablemente se hubiera despeñado por barranco con el coche. Le da las gracias, agradecido por haberle salvado la vida, a lo que la joven contesta:

No me lo agradezcas, en esa curva me maté yo hace más de 25 años, en una noche como ésta…”

Y después de pronunciar éstas palabras, desapareció, dejando como única prueba de su espectral aparición, el asiento húmedo del acompañante por sus ropas mojadas…”

Lo curioso de esta historia es que divulgándola como una leyenda urbana en un espacio radiofónico (“Protagonistas” en Punto Radio junto a Fernando García Haldón) comenzamos a recibir una infinidad de llamadas de conductores y camioneros que decían haber vivido aquella misma experiencia en aquel mismo lugar, estando dispuestos a hablar con nosotros en persona y narrarnos aquel extraño incidente en un lugar marcado por la tragedia cuando en aquella “Cuesta de las Doblas”, justificada fama por la cantidad de accidentes que se han producido en ella, surge un incidente a valorar en toda esta legendaria historia…

Fue el accidente más grave que registró este punto negro de nuestra carreteras nacionales sucedió un 21 de Mayo de 1961, en ella un autobús con 63 personas que tenían como destino la aldea de El Rocío en Huelva cayó por uno de los precipicios de su cuneta, se cobró la cruel parca aquel día 22 vidas…, una de ellas era una chica vestida de rojo… ¿Dónde acaba la leyenda y comienza la realidad?

Las leyendas urbanas, sus relatos, no pertenecen a nadie, son de autoría “universal”, son historias falsas que circulan por internet, de boca en boca, o por cualquier otro medio y no tienen un autor definido… Son “patrimonio de la humanidad” y quizás por ello todos los autores que tocamos este tema reproducimos siempre la “Leyenda Urbana” tal cual nos llega y fiel a su origen.

El estereotipo de esta leyenda cuenta que una joven vestida de blanco con un vestido rasgado (a veces de novia y otras de luto) se manifiesta frente a los viajeros a la vera de los caminos, por lo general cerca de una curva peligrosa.

Les pide a éstos que la lleven; cuando sube, se dice que transcurre un tiempo en absoluto silencio hasta que ella, misteriosamente, desaparece del vehículo en movimiento. Se suele contar luego que el viajero termina enterándose que la mujer había muerto en un accidente o de alguna forma trágica. La versión que la viste con traje de bodas afirma que murió con su novio.

Una historia clásica

Quienes han estudiado este tipo de leyendas urbanas indican que: “el propósito de la aparición varía: en ocasiones, alerta al conductor sobre una curva peligrosa, precisamente aquella en la que murió; otras veces, causa la muerte del conductor, al no alertarle del peligro de la curva”. Todas tienen una finalidad, una moraleja.

Esta historia es un clásico. No existe una sola ciudad o pueblo en España, en la que no exista al menos una zona donde no haya aparecido esta chica haciendo autostop.

Cada localidad tiene su curva particular, pero la historia no difiere en los detalles básicos. En Sevilla la encontramos en las proximidades de Sanlúcar La Mayor, Utrera, Morón de la Frontera o Guadalcanal, puntos tan dispares de nuestra geografía sevillana.

Si alguna vez circula por ellas y nota como una fina capa de agua comienza a envolver su vehículo y al fondo destaca una chica joven empapada de agua con un fino vestido blanco tenga cuidado… Puede que esté ante una visión del otro lado…

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