SEVILLA 22.12.2019 / Jose Manuel García Bautista
Era lo que más buscaban los viejos alquimistas, aquello que podría diferenciarlos del resto, era la ‘piedra filosofal’.
Una presunta sustancia que permitía transformar en oro cualquier metal y, por tanto, dotar de infinita riqueza a quién dominara esa trasmutación.
Lo más extremos opinan que esa era sólo una mascarada, un engaño, una pantalla, de la auténtica piedra filosofal que era el conocimiento o, en otros casos, alcanzar la inmortalidad.
Se entiende por ‘Alquimia’ a un compendio de magia, astrología, filosofía y química, de alguna forma fue la precursora de la Química moderna.
Todo ello en tanto en cuanto la base de experimentación fue útil para lograr un avance en el conocimiento de su vertiente más científica.
La Alquimia que se desarrolló en China tuvo un desarrollo diferente al de Europa, quizás por la desconexión de años, siglos, hasta la llegada del italiano Marco Polo.
Sobre todo en China se cuidó en detalle todo lo que tuviera relación con el conocimiento de las plantas y sus propiedades.
En Europa la finalidad era más materialista buscando, sobre todo, la transformación del metal impuro en uno noble como el oro. Sin embargo la Alquimia de Oriente y Occidente tendrían un punto común, un nexo único.
Se cree que la vertiente europea de la Alquimia podría haber surgido como producto de mitos, ritos y prácticas rituales.
La leyenda nos lleva a Egipto donde la divinidad Thot, o lo que es lo mismo Hermes Trimegistos (‘el tres veces grande’), fundador del Arte y la Ciencia.
Así el origen habría que buscarlo en la Antigua Grecia, en el siglo V a.C. donde se impusieron los primero tratados de Medicina o los primeros planteamientos científicos como los de la teoría atómica de Demócrito o los elementos aislados de Empédocles.
Fue siglos más tarde, en el III d.C. cuando destaca con fuerza la figura de Zósimo de Panápolis, autor de 28 libros sobre alquimia y como se podría convertir la plata en oro sirviéndose de la tintura de mercurio.
Fue en el siglo VIII d.C. cuando Jabir ibn Hayyan deja un texto donde se podía seguir la base de experimentación.
Así mismo desarrolló los métodos básicos de la química y quién describió los mecanismos de reacción, es él a quien se le considera como padre de la Química.
En su haber afirmar que con una determinada aleación se podría conseguir oro simplemente disponiendo de azufre y mercurio puros.
De esa forma el preciado metal estaría disponible de forma artificial que lo hacía especialmente codiciado por los grandes imperios para sufragar guerras y proyectos de Estado.
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