SEVILLA 22.6.2020 / Jose Manuel García Bautista
La OMS prevé hasta dos años más de pandemia de coronavirus a la par que lanza una advertencia: “se está acelerando”.
Hasta que haya una vacuna efectiva y se haya repartido por todo el mundo y todos estén vacunados pueden pasar entre año y medio y dos años más, según la Organización Mundial de la Salud.
Pedro Alonso aseguró que la OMS trabaja con estas previsiones y que está especialmente preocupada por el crecimiento de la Covid-19 en América y África y los rebrotes en todo el planeta, pues todavía somos vulnerables.
“En ciencia todo pronóstico está llamado a ser erróneo y hay que ser muy prudente. En la OMS operamos con modelos que dicen que podríamos tener un año y medio o dos por delante” con rebrotes como el de Marruecos o en China, Alemania y también los de España.
“Es el tiempo necesario para generar evidencias y productos que puedan llegar a un número suficiente de personas”, señala Alonso, director del Programa Mundial de Malaria de la OMS desde 2014. “Cada día hay rebrotes que nos recuerdan el peligro de un virus que no se ha ido”.
Alonso piensa que la vacuna debería estar pronto lista pues “el SARS-CoV-2 muta relativamente poco y debería conseguirse”. “Que sea segura y que tengamos la capacidad de producción y distribución para hacerla llegar a todos lo que la necesitan”.
“La desametasona será de gran ayuda para reducir la mortalidad, pero sirve para atender a personas ya enfermas y graves, no te modifica la dinámica de transmisión del virus. Para eso necesitamos vacunas y profilaxis y hasta ahora no hay avances en la práctica”.
“El riesgo estaba en el radar de la OMS y otras agencias, habíamos tenido avisos, como el SARS y la Gripe A”,explica. “Se pecó de cierta miopía. Un subestimar al virus y pensar: ‘Esto no nos puede pasar a nosotros, ya lo sabremos gestionar’. Los países estaban informados sobre el riesgo y lo esperable era que contaran con los medios y estructuras para lo que se avecinaba”.
Alonso cree que España ignoró “principios clave en salud pública” y no tuvo en cuenta los tres principios clave en enfermedades infecciosas: “Uno: en casi todas hay casos asintomáticos. Dos: hay que vigilar si estos individuos transmiten la enfermedad. Tres: si no los buscas, estos casos no los encuentras. El riesgo entonces es que solo veas los casos graves, una mínima parte del total”.
Es necesaria “una red que alerte de si el virus circula y en que proporción, y esto no se hizo, se mantuvo una definición de caso muy restrictiva que hacía imposible captar la transmisión comunitaria en marcha”. Por ello concluye que “en España y otros países se ignoraron principios clave en salud pública”.
“Decir que algo ha ocurrido en muchos sitios no es un buen argumento para defender una gestión. Y no es cierto que la situación sea igual en todos los países, como demuestran los indicadores de impacto de la epidemia”. Uno de esos indicadores es, por ejemplo, “el alto número de sanitarios infectados en España”.
Alonso hace la siguiente advertencia al Gobierno: “Que algo ha ocurrido en muchos sitios no es buen argumento para defender una gestión, y no es cierto”.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad están infectados más de 52.000 médicos y enfermeros: “No había equipos de protección en el mercado internacional. Tampoco pruebas diagnósticas”, denuncia Alonso.
“Eso es algo que tú debes tener previsto antes de la epidemia. Los stocks estratégicos, las vías de aprovisionamiento, las capacidades de producción… Todo eso debe tenerse preparado antes del evento, porque una vez iniciado se desata un mercado salvaje. En esto la anticipación es clave”.

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