LEYENDAS MISTERIO

La niña sin rostro

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SEVILLA 30.11.2019 / Jose Manuel García Bautista

Los pactos con el diablo son un tema recurrente en toda buena leyenda urbana, la presencia de mal encarnada en tal personaje dota de mayor crudeza terrorífica cualquier historia que sobre que pierden su origen y se acercan a la leyenda…

Una de esas historias bien la podría constituir la llamada “Niño sin rostro” o, en otros lugares, la llamada “Niña de la máscara”, muy popular en Sudamérica.

La que les relato tiene su origen en Lima, capital de Perú, y dice así:

“Cuando tus padres no te dejan salir, sabes que su motivo es tu seguridad; sin embargo, esta niña sufrió la demencia de su padre. Hace aproximadamente 15 años, en una familia, la madre murió en un accidente de automóvil, provocando la locura de su esposo…

Éste quedó paranoico y agorafóbico (miedo al exterior) desde entonces protegió a su hija, quién tenía un gran parecido a su esposa. Sin embargo, su manera de protegerla era exagerada: no la dejaba salir ni ver por la ventana y cosas por el estilo.

Un día, su padre se encontraba en su taller trabajando, él era herrero; y ella, aprovechando que estaba distraído, decidió salir, sin notar que su padre se había dado cuenta…

Este, enfurecido, cerró la puerta antes que ella saliera y comenzó a gritarle. Decidió entonces, para que no se le volviera ocurrir salir, le pondría una máscara de metal sujetada con clavos, y le dijo: ” y ahora que tienes ese rostro, ¿vas a querer salir?”.

La chica, asustada, no respondió y se escondió en su cuarto, pasando allí la mayor parte del tiempo.

Su hija, triste, dolorida y resentida con su padre, decidió hacer un pacto con el diablo y pidió que le quiten esa mascara que le avergonzaba, pero este le dijo que a cambio debía matar a su padre; entonces, la niña dudando un poco, no sabía qué hacer.

Finalmente, decidida, cogió un martillo y destrozó el cráneo de su padre manchando su máscara de sangre, sin embargo, ella ya no quiso que le quitasen la máscara, ya que le gustaba su nuevo “rostro” ensangrentado.

La policía nunca supo donde quedo el cadáver del padre ni el paradero de la hija…, ni si seguía viva o muerta, pero se cree que ella deambula por las calles de Lima disfrutando su libertad con su máscara ensangrentada…”

La misma historia se sitúa en la España del siglo XVII y XVIII, posiblemente el relato narrado en Sudamérica sea una deformación de la historia española.

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