SEVILLA 22.1.2020 / Jose Manuel García Bautista
Vivía en Cádiz y era un perro que iba a dejar impronta de lealtad y cariño a su dueño más allá de la muerte. Vivía con un señor mayor que no tenía familia, eran compañeros y amigos, cómplices perfectos en una relación en la que la Amistad estaba presente.
Ambos salína a pasear, a recorrer el Paseo, a “estirar las piernas” hasta que él hombre enfermó gravemente y el destino marcado fue, en esta ocasión, el Hospital Puerta del Mar, un lugar conocido pues era donde habitualmente se sometía a tratamiento de diálisis. Canelo esperaba pacientemente en la puerta hasta su salida y emprender el camino de regreso.
Pero la edad no perdona y un día el hombre, estando en el hospital, sufrió una complicación y murió, no se pudo hacer nada por salvar su vida. Canelo esperó en el exterior del edificio, díe y noche… Los vecinos fueron conscientes de la situación y pena del animal y comenzaron a cuidarlo, incluso obtuvieron el indulto cuando la perrer trató de sacrificarlo.
Allí estuvo doce años, esperando una salida que jamás se produciría, no cejó en su espera ni desfalleció, siempre fue guiado por el amor que sentía por su amo, esa fue la senda que marcó su vida. Falleció im 9 de diciembre de 2002 atropellado por un coche.
A la Historia pasó como un modelo de lealtad, bondad y amor, muchas personas deberían tomar buena nota de Canelo, más humano que muchos seres humanos.
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