Expertos aseguran que de no solucionarse, podría incluso imposibilitar la entrada al espacio
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El cambio climático es uno de los grandes problemas que afronta la población para el futuro. El calentamiento global podría acabar con gran parte de la biodiversidad tal y como la conocemos. Sin embargo, aunque no es tan conocido no deja de ser importante el gran problema que existe con la basura espacial.
Hoy en día, casi toda la tecnología se sostiene con las herramientas que existen en el espacio, lo que lo convierte en un lugar vital para el desarrollo de la actividad humana. Internet, el GPS o los datos móviles son algunos ejemplos de servicios de los que disfrutamos y que no serían posibles sin el espacio.
No obstante, pasa de puntillas por los gobiernos a la hora de tomar medidas. En la pasada Conferencia sobre Basura Espacial, acogida por la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés), se debatieron los principales problemas que conlleva y sus posibles soluciones.
En una investigación realizada por expertos y que se expuso en la conferencia, se espera que en el peor de los casos, la basura espacial se multiplique por 50 para 2100. Actualmente existen más de 129 millones de trozos de al menos un milímetro, de los que se estima que unos 2.500 objetos serían mayores de diez centímetros.
Los objetos van desde satélites inactivos hasta trozos de pintura, pero los expertos aseguran que el tamaño no tiene tanta importancia. Argumentan que cualquier cosa que viaje a más de 56.000 kilómetros por hora en órbita podría dañar los satélites si llegan a colisionar.
Basura espacial y cambio climático, de la mano
Además, el problema de la basura espacial está relacionado con el cambio climático. Nuestra atmósfera es un aliado útil para la limpieza espacial. Cuando los objetos colisionan con sus moléculas provocan atracción y cuando se encuentran por debajo de 482 kilómetros se desintegran de manera natural.
Pero los alarmantes niveles de dióxido de carbono emitidos por la actividad humana han provocado que desde el 2000 se haya producido una pérdida del 21% de la densidad de esa parte alta de la atmósfera que empuja los objetos hacia abajo. En la conferencia se habló de que estos niveles podrían aumentar hasta un 80% para 2100, en el peor de los casos.
No obstante, se espera que tenga éxito el programa ClearSpace-1, impulsado por la ESA junto con la compañía suiza ClearSpace y que tendrá como primera misión ir en busca de un fragmento del propulsor del vuelo Vega, que quedó en el espacio en 2013. La misión está programada para 2025 y se espera que sea el inicio del cambio hacia la consecución de un espacio más sostenible.
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