SEVILLA 22.2.2020 / Jose Manuel García Bautista
En las riberas del Huéznar, en plena Sierra Norte de Sevilla, entre su frondosa maleza encontramos una casa muy especial. Su silueta cuando cae la noche intimida, asusta, tiene las características de las viejas casas tétricas de películas de terror y que esconde toda una historia, es la llamada “Fábrica de la Luz” o “Casa de la Luz”.
Se trata de una vieja central hidroeléctrica muy convencional que nutría de energía a las casas de su cercanía gracias a la fuerza del agua tan abundante en la zona.
La casa es una joya llena de curiosidades, aún quedan vestigios de su actividad como la sierra de carpintería que la movía la propia energía de esta central local.
La casa muestra por sus desvencijadas ventanas la belleza perdida de sus viejos salones, sus balcones, que si bien pertenece a una arquitectura de cortijo la verdad es que mostraba refinamientos impropios para la época –finales del siglo XIX y principios del XX-.
En el exterior es fácil imaginar bellos y cuidados jardines y sus propietarios paseando por ellos. Visión quimérica de un tiempo que pasó.
De la casa ya pocos parecen acordarse excepto aquellos que buscan el misterio y allí se han dado cita buscadores de emociones a la caza de lo desconocido. En un lugar tan especial han sentido y vivido experiencias que creen que pertenecen al mundo de lo paranormal.
Javier Rodríguez es nuestro testigo y nos explicaba su experiencia:
“Vinimos de acampada el verano pasado y paseando por la zona descubrimos la casa. Nos impresionó. Un amigo que ver los programa de Iker Jiménez o el tuyo y os escucha en la radio dijo de hacer una sesión de ouija.
Nos lo tomamos de broma y comenzó a fabricar una ouija en el suelo con una tiza. Entonces le seguimos la corriente, sacó el vaso de metal de la cantimplora y lo puso boca abajo.
Nos pidió que pusiéramos el dedo sobre él y comenzó a decir “Si hay alguien aquí que nos lo comunique” y fue entonces, a los pocos segundos cuando el vaso comenzó a moverse sólo.
Nos mirábamos como tratando de descubrir quién era el que lo estaba moviendo pero la verdad es que todos teníamos la misma cara de asombro.
Aquel tablero comenzó a marcar letras y formó un mensaje que leyó nuestro amigo, decía: ”muerte aquí”, entonces él dijo: “manifiéstate, mueve algo”. De repente del techo, a dos metros de nosotros cayó un trozo de techo… El susto fue impresionante. Y al final de un pasillo pudimos ver una silueta que se movía.
Creímos que era alguien pero miramos y no había nadie, entonces tuvimos la certeza que allí había pasado algo raro”.
Otro de los “exploradores” de la “Fábrica de la Luz” nos decía: “por la noche nos acercamos y vimos como por las ventanas había una luz que se movía de ventana a venta. Pensamos que podía ser alguien allí también buscando fantasmas pero al acercarnos no vimos a nadie. Entonces sentimos un grito terrible, desgarrador. Nos asustamos mucho y salimos corriendo”.
Investigando la historia de esta casa no encontramos ninguna muerte en su interior, al menos hasta donde los archivos nos han dejado llegar. En los años finales del siglo XIX operaba en la zona la Compañía de Minas y Fábricas de El Pedroso que construyó la “Fábrica de El Pedroso”, en la confluencia del río Huéznar y del arroyo de San Pedro, allí se daban cita y reunían instalaciones siderúrgicas y construcciones auxiliares.
También estaba la zona de los trabajadores que disponían de escuela, enfermería y demás. Era muy al estilo de otras instalaciones similares diseminadas por todo el territorio, como las instalaciones mineras del Cerro del Hierro en la cercana localidad de Las Navas de la Concepción.
Las instalaciones no tuvieron mucha suerte pues el carbón debían traerlo desde la cuenca carbonífera de Villanueva del Río, a más de una treintena de kilómetros, y la empresa no pudo con los gastos teniendo la mejor salida en una venta a “The Lima lron Mines” (El Pedroso) y “William Baird Mining Co. Ltd.” (Cerro del Hierro).
En el año 1895 quedó abandonada y aunque hubo varios intentos por reflotar la actividad industrial todo fue en vano.
Hoy sólo está habitada por recuerdos y fantasmas, sean del otro mundo o no.
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