SEVILLA 6.2.2020 / Jose Manuel García Bautista
Durante el mes de febrero el planeta Venus tendrá un brillo especial después de las diez de la noche.
Igualmente se podrá ver al planeta Mercurio, este con dificultad pero también se podrá ver en el cielo nocturno.
Se trata de los dos planetas que tienen las órbitas más cercas al Sol y son los llamados “planetas interiores” junto a la Tierra.
Si los observamos desde la Tierra parece que tienen un movimiento de oscilación. La “elongación” máxima (separación angular respecto del Sol) llega a los 20 grados para Mercurio y 45 grados en el caso de Venus.
Venus puede engañar por su aspecto “celeste”, es de tamaño, masa y composición similares a los de la Tierra pero las temperaturas y condiciones son imposibles para la vida teniendo una atmósfera muy densa y con un eterno y extremo efecto invernadero. La temperatura media de Venus estásobre los 450ºC.
Mercurio es el planeta más próximo al Sol y no demasiado grande, tiene un diámetro de 4879 kilómetros. No tiene atmósfera y su temperatura es menor que la de Venus, de 350 grados en el lado diurno, 170 grados bajo cero en el lado nocturno.
En estos días puede observarse desde el crepúsculo hasta que se pone por el oeste, después de las diez de la noche. Tras la puesta de sol es el momento ideal cuando el brillo contrasta con los colores entre 20.00 y 21.00 h.
El día 27 se podrá ver en conjunción con el creciente lunar, en la constelación de Piscis.
Mercurio estará visible durante más de media hora tras la puesta de sol, por el oeste. Debemos localizar a Venus y entonces bajar la mirada hacia la tierra y localizar un tenue brillo que es Mercurio.
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