MISTERIO

El supermercado maldito

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CÓRDOBA 7.12.2019 / Jose Manuel García Bautista

Sucedió de improviso, cuando el investigador no busca el fenómeno paranormal, cuando no pretende iniciar un nuevo frente y sólo quiere divulgar los misterios.

Eso es lo que le sucedió al director de “Espacio en Blanco” de Rne (Radio Nacional de España), Miguel Blanco. Fue en el transcurso de uno de sus programas cuando una llamada interrumpió en antena, era una chica cordobesa que reclamaba la atención del investigador.

Se llamaba Rosa y trabajaba en un supermercado de la capital, con un tono nervioso y preocupado se dirigió a todos los oyentes para contarles su experiencia, su increíble experiencia, la que estaba sucediendo en su lugar de trabajo.

Era una fenomenología sin igual, iba desde movimientos de objetos, extrañas sustancias que aparecían impregnando diferentes enseres, voces misteriosas, apariciones…, y todo ello sembrando el terror entre seis empleados que no daban crédito a lo que estaban viviendo…

La chica estaba tremendamente asustada, desde que el supermercado abrió sus puertas al público en 1996, estaban sucediendo todo tipo de hechos misteriosos y aterradores.

Los empleados dejaban los útiles de cortar en una posición y aparecían todos desordenados, o colocaban las latas ordenadas en hilera -de forma que se hicieran ver al publico que hay más cantidad- de forma estratégica para no dar sensación de escasez.

A la mañana siguiente todas las latas aparecían desordenadas teniendo la constancia de que en el interior del local no se había quedado nadie ni nadie había podido entrar, todos los empleados salían a la misma hora y no había guardia de seguridad, al cerrar quedaba sólo, vacío… ¿O tal vez no? La alarma delataría intrusos, sin embargo esta no saltaba…

En el comercio, dedicado exclusivamente a la alimentación, eran seis empleados de plantilla y todos, y cada uno de ellos, había tenido singulares experiencias que un día pusieron en común comprobando como todos eran víctimas silenciosas de un macabro e invisible poltergeist…

Rosa, nuestra testigo, comentaba:

“A mi me han pasado cosas, me sucedió el desorden en los cuchillos o en las latas, también en cierta ocasión en una tablita como de color rojizo donde se corta el queso, al recogerlo todo, dejé allí la maderita y el cuchillo…

Al día siguiente cuando llegué a mi sitio, la primera, me encontré como con el cuchillo habían escrito cuatro letras, era R,R, R, y A, pero la A estaba a medio hacer y en ella había un extrañó líquido blanco, que goteaba… Era blanco o transparente, no lo pudo escribir nadie y allí nadie pudo escribirlo salvo yo y todos entrábamos a la vez.

Allí no había nadie, desde las ocho y media o nueve del día anterior aquello estaba solo… Nadie podía haberlo podido escribir”.

La testigo prosigue:

“Otro día en el vestuario sentí unas risas de niña pequeña, no podía ser nadie ,ningún compañero o compañera… Nadie pudo haber sido, todos tenemos treinta y pico de años y no estamos para bromas y menos en el trabajo.

Pero no sólo lo he sentido yo, un compañero mío ha llegado a ver una presencia… Vio como el cuerpo de una persona, esa persona llevaba un abrigo largo, muy antiguo y unos zapatos antiguos, muy antiguo, era una persona mayor, una señora, era de día, serían sobre las cinco y pico de la noche…

Aquello era imposible, lo vieron dos compañeros más… Era imposible, es aterrador”.

¿La materialización de un fantasma en el mismo supermercado o el fruto del nerviosismos reinante? Parece que los hechos indican que el fenómeno paranormal está más cerca de ser la “explicación” oficiosa y atribuirlo a un estado emocional de los empleados.

Como explicaciones buscadas a todos estos hechos se expusieron que el lugar sirvió, en otras épocas, de refugio durante la Guerra Civil, al parecer allí se escondían todos aquellos que huían de las tropas falangistas…

Cierto día siguieron a uno de esos fugitivos republicanos dando con este céntrico escondite y fusilándolos allí mismo a todos…

Y no sólo eso, se tiene constancia de que en este mismo lugar hubo, en otro tiempo, un cementerio, un camposanto sobre el que se edificó y que ahora parece ser uno de los sutiles hilos conductores con pasaporte desde el más allá…

El local fue pasando de propietario en propietario perseguido por una secreta maldición, por un oscuro secreto…

Los empleados del supermercado piensan que conviven con una presencia o presencias que buscan manifestarse, temiendo por su integridad.

Llegaron a pensar en colocar grabadoras para ver si captaban psicofonías y obtenían un registró “físico” de que en el lugar hay algo.

Viven en una angustia permanente, barajan la posibilidad de llamar a un sacerdote que practique un exorcismo y pueda llevar la luz al alma o almas en pena que vagan por este comercio aterrando a sus trabajadores, mientras sus vidas se está convirtiendo en un infierno…

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