SEVILLA 21.3.2020 / Jose Manuel García Bautista
Cuando se va a Jerusalén siempre resulta paradójico encontrar los llamados “Santos Lugares”, aquellos que “pisó” Jesús de Nazaret.
Es así, paradójico, ya que resultaría muy difícil que el Maestro los hubiera pisado realmente o hubiera tenido un contacto directo con lo que muestran -siendo muy objetivo con el rastro arqueológico mostrado-.
Por ello la llamada “Iglesia del Santo Sepulcro” ofrece tantas dudas máxime cuando en otro punto del “Reino de los Cielos”, Jerusalén, encontramos la tumba del Huerto.
Está en un punto a 600 metros al norte de esta iglesia donde se defiende que estuvo es punto de la Pasión.
Pero en este lugar apartado del mundanal turismo religioso encontramos un sepulcro de dos cámaras con un pequeño umbral, diseñado para la estatura de la época.
Dentro del mismo encontramos tres nichos en cuyo centro hay pintada en rojizo una cruz bizantina junto a “Jesús Cristo, Alfa y Omega”.
Más allá hay un monte que parece una calavera lo cual concuerda con las descripciones del monte del Calvario.
Por ello esta tumba se la considera como la referida por San Juan como el sepulcro de Cristo. Muchos cristianos y fieles de otros credos religiosos creen que es la real y no la que muestran dentro de la “ciudad santa”.
Stephen Bridge, subdirector de la Tumba del Huerto, indica que: “Nosotros no decimos que esta o aquella tumba sea la correcta, no proclamamos que este sea el único lugar verdadero donde murió y resucitó Jesús”.
No obstante: “Este recinto cumple con varios requisitos históricos, sobre todo el de que el lugar de la crucifixión se hallara fuera de las murallas. La Biblia dice además que la tumba de José de Arimatea no estaba lejos de ese punto”.
Así pues estamos ante un lugar que podría tener tanta Historia Sagrada como el que más y casi pasa inadvertida a los visitantes de ese turismo religioso que se deja llevar por la fe, la Pasión y el marketing en torno al “Reino de los Cielos”.
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