SEVILLA 20.9.2020 / Jose Manuel García Bautista
Meher Baba nació en Poona, India, el 25 de Febrero de 1894 y se formó, intelectual y espiritualmente, bajo las enseñanzas de diferentes maestros. Se crio en el seno de una familia zoroastriana y su nombre original fue Merwan Sheriar Iraní.
De niño demostró muchas habilidades para la poesía y la música, admiraba al poeta persa Hafiz.
Para él existiría una especie de velo que se mantiene cegando al avatar hasta el momento en el que éste comienza a surgir.
Meher Baba afirmaría que él era el avatar de ésta Era:
«Yo soy el Antiguo. Yo era Rama, yo era Krisná, yo era este, yo era aquel, y ahora soy Meher Baba».
En Enero de 1941, sirva como ejemplo, iba camino del Deccan College en su bicicleta cuando se encontró con una anciana sufí que decía tener 107 años y se llamaba Hazrat Babajan, ésta lo besó en la frente y le quitó el velo de la ilusión, experimentando Meher Baba su propia divinidad. Con el tiempo llegó a afirmar que aquella anciana era realmente uno de los cinco “maestros perfectos”: Hazrat Babajan (1850-1931), Tajuddin Baba de Nagpur, Narayan Maharaj de Kedgaon (1885-1945), Sai Baba de Shirdi (c. 1835-1918) y Upasni Maharaj de Sakori (1870-1941).
Según Meher Baba los “maestros perfectos” le ayudaron en su vida, en su Camino, así Upasni “lo ayudó a experimentar de manera consciente su realidad como Dios, facilitándole su tarea en el mundo sin disminuir su experiencia de la realización de Dios”. En 1921, tras compartir 7 años de enseñanzas con Upasni, Merwan empezó a atraer a sus primeros seguidores quienes lo comenzaron a llamar bajo el nombre de Meher Baba o “padre compasivo”.
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Meher Baba se estableció cerca de Ahmednagar (Maharastra, India), llamado Meher Abad, además fue el fundador de una escuela espiritual, un refugio para pobres y un dispensario gratuitos.
El 9 de Julio de 1925 expresó a sus seguidores su firme voluntad de guardar silencio para siempre. Uno de ellos le espetó que “¿cómo recibirían sus enseñanzas?” y Meher Baba dijo: “No he venido a enseñar sino a despertar”. A partir de ese momento todas sus enseñanzas fueron escritas.
Enseñó durante 40 años sin jamás publicitar sus enseñanzas ni reclamar atención por ello.
En 1949 Meher Baba inicia lo que llama “La Nueva Vida”, un camino de desesperanza y renunciamiento sin rumbo por toda la India. Sobre ello dijo:
“Esta Nueva Vida no tiene fin, e incluso después de mi muerte física la mantendrán viva: los que lleven una vida de completo renunciamiento a la falsedad, a las mentiras, al odio, a la ira, a la codicia y a la lujuria; los que cumplan esto, y no cometan actos lujuriosos, ni hagan daño a nadie, ni calumnien, ni procuren poseer bienes materiales ni poder; los que no acepten homenajes, ni codicien honores, ni rehuyan la ignominia, ni teman a nadie ni a nada; los que confíen total y únicamente en Dios, amen a Dios por el mero hecho de amarle, y crean en quienes aman a Dios, y en las manifestaciones, pero sin esperar recompensas espirituales o materiales; los que no dejen de aferrarse a la Verdad, y los que, sin que las calamidades los acongojen, afronten valiente y entusiastamente todo infortunio con absoluta alegría, sin dar importancia a castas, ni ceremonias religiosas.”
Sus enseñanzas se basaban en la práctica del amor.
En Septiembre de 1953, declaró en Dehradun, que él era «el más alto de los altos» (o sea, Dios). El 10 de Febrero de 1954, en Meherastana (U. P., India), Meher Baba declaró que “era un avatar “(Dios en forma humana), al señalar en su tabla alfabética las letras «avatar meher baba ki jai» (‘Dios corporizado Meher Baba, hip, ¡hurra!’).
Meher Baba también manifestó que él era el Antiguo (Dios):
«Yo soy aquel que tantos buscan y tan pocos encuentran».
Murió en Meherazad, India, 31 de enero de 1969, al morir sus últimas palabras fueron:
“Cuando yo abandone este cuerpo, permaneceré en el corazón de todos aquellos que me amen. Yo nunca moriré: ámenme, obedézcanme y me encontrarán”.
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