SEVILLA 31.5.2020 / Jose Manuel García Bautista
En muchas ocasiones el ser humano siente que debe mejorar su cuerpo, en la mayoría de las veces nos limitamos a apuntarnos al gimnasio y en un par de meses se nos ha pasado la “fiebre” conservacionista, en otras desaparece con las primeras agujetas…
La cosa es que hay otras personas que lejos de conformarse con el gimnasio deciden pasar por el quirófano y hacerse unos “retoques”… Eso, en mi opinión, no es ni bueno ni malo –siempre que no se abuse- y en torno a ello surge una leyenda urbana muy nuestra…
Un vuelo a Mallorca
La leyenda tiene como protagonista a la actriz española Ana Obregón que tomó un vuelo a Mallorca partiendo desde el aeropuerto madrileño de Barajas. Todo discurría con normalidad haciendo gala de su habitual simpatía.
Pero las cosas se complicaron a mitad del vuelo cuando la actriz comenzó a sentir una fuerte opresión en uno de sus pechos, pechos de silicona recién implantados quirúrgicamente.
La asistente de vuelo se acercó y la actriz le comentó que no se encontraba bien, hasta que en un momento del viaje el pecho explosionó como producto de la presión…
El asunto del pecho de Ana Obregón fue tan comentado que hasta la propia protagonista tuvo que hacer unas declaraciones en la revista “Okis” desmintiendo categóricamente tales informaciones.
Famosas
Es curioso por qué dependiendo del país donde nos encontremos tendremos diferentes protagonista, famosas, con esa misma historia, así la misma se repite teniendo como eje, en Estados Unidos, a la actriz Brigitte Nielsen o Pamela Anderson.
Y todo viene de una antigua historia en la que se afirmaba que una azafata de vuelo, cuando su avión se encontraba a 15000 metros, en destino Nicaragua sintió como un pecho se “expandía” varias tallas más hasta que explotó…
La historia, aparte de falsa, es absolutamente imposible y hoy el peligro principal de las prótesis es la calidad del implante con el que muchos desaprensivos han mercadeado poniendo en peligro la vida de muchas mujeres.
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