SEVILLA 21.3.2020 / Jose Manuel García Bautista
Sucedió un 15 de Octubre de 1984 en la localidad alavesa de Audikana. Sobre las 21:30 la familia Uriarte iba a ser testigo de una insólita experiencia ufológica.
Vivían en un caserío en las afueras de Vitoria, se dirigían hasta aquel lugar en su automóvil cuando en la puerta exterior del caserío, en la cancela, observaron una luz que ascendía y descendía… Aquella luz llamó la atención de la familia que calculó que podía tener en torno a los cinco metros de diámetro.
La extraña luz flotaba en el aire pero la familia, aparte de OVNIs, pensó en cualquier otra explicación más lógica para aquella luz. Mientras la familia cenaba aquella luz estuvo exactamente como al inicio: flotando y subiendo y bajando en el cielo alavés…
Algo llamó la atención de los Uriarte: no se sentía nada… no había ningún sonido en la zona, y eso si era muy extraño. De repente aquel objeto comenzó a intensificar su luminosidad, cada vez más; el objeto parecía estar acercándose y se ubicó en una explanada frente al caserío.
El cabeza de familia, Patxi, le gritó a aquella luminaria extraña: “¡Zatoz hona!” (“¡Ven aquí!”) Junto a sus hijos Igor y Patxi… La luz comenzó a aproximarse la inquietud y el miedo comenzó a hacer mella en el grupo.
El padre gritó a la luz: “¡Ez mesedes!” (“¡No, por favor!”) pues creía que aquel objeto iba hacia ellos con aviesas intenciones… La luz se detuvo y desapareció…
Fue el extraño encuentro de la familia Uriarte con los No Identificados un lejano mes de Octubre de 1984.
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