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El enigma vital de los neandertales

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SEVILLA 26.2.2020 / Jose Manuel García Bautista

Que la convivencia entre Neandertales y Sapiens se produjo es algo que no cabe duda y que, científicamente, está demostrado.

Hace 100.000 años, en Oriente Medio, Sapiens y Neandertales se cruzaron, hubo hibridación y ese rastro genético quedó marcado en el ADN del ser humano moderno.

En diferentes cuevas de la Península Ibérica se hallaron diversas pinturas rupestres, con “valor” artístico, de hace 65.000 años hechas por neandertales.

Pero se sabe más de estos antepasados nuestros: tenían lenguaje y pensamiento simbólico.

Pero también tenían sus primitivos instintos, en el kurdistán iraquí se encontró, en la década de 1950, en la Cueva de Shanidar, diez esqueletos de neandertales de diferentes edades y sexos.

Fueron descubiertos por el arqueólogo estadounidense Ralph Solecki. Se practicaron ritos funerarios y se le honraban con flores. Existía la solidaridad entre los miembros de aquella comunidad como demuestra la presencia de un esqueleto de un hombre turno y manco, sobrevivió gracias al grupo.

El Gobierno Regional del Kurdistán quiso ampliar, tiempo después, la investigación a través de Graeme Barker, del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), en 2014, para datar exactamente el yacimiento.

Entre los años 2018 y 2019 se halló un cráneo completo y huesos de la parte superior de un neandertal con la cabeza reposada sobre la mano izquierda. Ese murió hace unos 70.000 años, los neandertales enterraban a sus muertos.

Además apareció una roca prominente junto a la cabeza del nuevo cuerpo, denominado “Shanidar Z” y que pudo servir de ejemplo a otros grupos humanos en materia de enterramiento de los fallecidos.

“El hecho de volver a encontrar otro esqueleto y evidencias de que está depositado intencionalmente reafirma la idea de que los neandertales eran capaces de enterrar. Yo me sitúo entre los que pensaban que sí enterraban, así que este trabajo me refuerza en esa opinión”, explica Carlos Lorenzo del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social) de Tarragona.

“En Atapuerca, en la Sima de los Huesos, se llevó a cabo una acumulación intencional de cadáveres y es un yacimiento de preneandertales, de hace más de 400.000 años”.

Neandertales y sapiens tuvieron hijos en común en Oriente Próximo, no muy lejos del enterramiento de Shanidar.

Joseba Rios, investigador del CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana) de Burgos, dice:

“Es difícil establecer un patrón porque son pocos casos. Es probable que fuese un comportamiento ocasional, pero no tenemos pruebas para decir que fuese una tradición cultural arraigada ni recurrente” y es que no hay muchos “cementerios” con características como para estudiar los comportamientos funerarios de hace 100.000 años de los humanos.

“Shanidar Z”,70.000 años atrás, fue un miembro de una comunidad donde convivían ambas especies dándose un intercambio cultural que sería bidireccional. Sin embargo puede que la relación con los humanos fuera la causa de la extinción de los neandertales.

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