Historia MISTERIO

El enigma de las piedras de Ica

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SEVILLA 29.2.2020 / Jose Manuel García Bautista

Es uno de los misterios más controvertidos del siglo XX, para unos de trata de un simple fraude perpetrado por los nativos de la zona para sacar un dinero extra, para otros se trata de la prueba que nuestra Humanidad no fue la primera y que hubo otra antes que la nuestra que desapareció por extrañas circunstancias, hoy desconocidas, y que habría llevado al ser humano a convivir con gigantescos saurios (desaparecidos hace 65 millones de años) o tener un grado de evolución científica al nivel del hombre actual.

Un anacronismo, un imposible que tiene por sede una pequeña ciudad en Perú llamada Ica.

Fue en el año 1961 cuando comienzan a aparecer las primeras muestras de estas increíbles piedras. Sobre la roca basáltica se mostraba todo un mundo grabado para permanecer por toda la eternidad. Pronto suscitaron el interés de los investigadores que clasificaron desde escenas de la vida cotidiana de aquellos antiguos pobladores hasta las más complejas por la demostración científica imposible que demostraban o aquellas que ponían de manifiesto la convivencia del ser humano con los dinosaurios.

La datación de las piedras quedé en una antigüedad de 10.000 años pero era imposible por lo que mostraban pues la extinción de los dinosaurios sobrevino hace 65 millones de años y habitaron nuestro planeta durante otros tantos millones de años… ¿Cómo era posible?

El principal coleccionista de estas piedras era el fallecido doctor Javier Cabrera Darquea, quien durante toda su vida de afanó en coleccionar y comprar estos recuerdos del pasado. Creo un museo –mal parado en los últimos terremotos en la zona- y era todo un referente y punto neurálgico para entender o estudia este misterio.

No fueron pocos los investigadores que quisieron saber más y hasta allí viajó el divulgador científico Robert Charroux en 1974. Se encontró con un museo que iba más allá de lo que él podía imaginar, nada más y nada menos que 11.000 piedras que mostraban muy diversas escenas.

También había figuras de arcilla o piedra, para el doctor Cabrera Darquea eran la prueba irrefutable de la existencia de un civilización que progresó tiempo atrás, antes de la Prehistoria.

Poco a poco fue revisando piedras no dando crédito a lo que veían sus ojos… Escenas que representaban a los viejos pobladores del lugar mirando a las estrellas con artefactos imposible para su época y que hoy nos recuerdan a nuestros modernos telescopios, operaciones a pacientes echados sobre una camilla ¡a corazón abierto!…

Trasplantes de órganos que eran coherentes con lo que actualmente se realiza en los modernos quirófanos de todo el mundo, seres humanos que cazaban dinosaurios o que se mostraban muy cercanos a ellos, mapas del mundo correctos en una época en la que ni siquiera se sabía de la existencia de los continentes.

Robert Charroux quedó impresionado y creía que podría estar ante una biblioteca lítica, la biblioteca de la Atlántida –puestos a fabular…- y que su edad, inexcusablemente, debía remontarse a millones de años atrás. Ambos, Cabrera y Charroux, tenían el mismo punto de vista y aquel fue el detonante de provocar nuevas visitas que popularizaron la biblioteca lítica de Ica.

Sería en 1977 cuando en conocido autor suizo Erich von Däniken, best-seller mundial con su obra de “Realismo Fantástico” titulada como “Recuerdos del Futuro”, visitó al doctor Cabrera Darquea en Ica.

El propio autor pudo comprar allí unas piedras muy similares y aunque estaba asombrado por lo que mostraban era consciente que podían ser un fraude para conseguir dinero, y no es que fuera Däniken un autor escéptico precisamente.

En el disparadero se pusieron cuando surgieron piedras que tenían grabados símbolos cristianos, aquello era inconcebible pues al cristianismo, si tenemos en cuenta la cronología de las propias piedras, le faltarían millones de años para surgir en la lejana tierra de Israel. Pese a todo el profesor seguía abogando por la autenticidad de las piedras.

En 1990 un equipo de televisión contactó con un indio, con Basilio Uchuca, que les mostró como se podían grabar las piedras y como se hacían las figuritas vendidas al profesor Cabrera; Uchuca confesó ser el autor de una buena parte de las piedras de la colección dejando en evidencia que lejos de tener miles de años eran contemporáneas y, por tanto, un fraude.

La imposibilidad de datar correctamente, con un método fiable, las piedras no añade luz a este espinoso asunto que, por otra parte, es apasionante.

El periodista español Juan José Benítez también visitó al doctor Cabrera en Ica quedando asombrado con lo que vio y dando lugar a una obra titulada ”Existió otra Humanidad”.

El doctor Cabrera Darquea falleció el 30 de diciembre de 2001 y con él se fue buena parte del secreto de sus piedras de Ica si bien es cierto que siempre defendió, con vehemencia y pasión, la autenticidad de las mismas.

Para muchos expertos las piedras no se tratan más que de un burdo fraude perpetrado por Uchuca y otros indios que vieron en ellas la fuente de financiación con la que poder subsistir en Ica, para otros se trata de la huella, del vestigio, de otra humanidad.

Objetivamente las piedras dejan mucho lugar a las dudas, puede que una parte de ellas sea auténtica, pero aquellas que muestran la vida cotidiana y nada extraordinario como dinosaurios o conocimientos científicos imposibles, las más normales no serían más una representación de aquella cultura y no entran en conflicto con la Ciencia, más difícil de demostrar son aquellas que, hipotéticamente, tienen millones de años.

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