MISTERIO

El ‘Caso Remedios’ (1)

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SEVILLA 29.3.2020 / Jose Manuel García Bautista

La mente humana es un raro intrincado que jamás lograremos desvelar completamente. Su funcionamiento complejo desencadena miles de reacciones en fracciones de segundo y ni los más modernos y avanzados ordenadores pueden cubrir un pequeño tanto por ciento de las tareas de nuestro magnífico órgano.

Pero como todas las “máquinas”, el tiempo no juega a favor de él y el paso el tiempo mella tan perfecto funcionamiento y da paso a otras reacciones en las que la capacidad de análisis de nuestro inseparable compañero poca importancia se le da.

En la investigación ufológica y parapsicológica, los investigadores tratamos de cubrir todas las alternativas y posibilidades posibles a la hora de explicar una determinada fenomenología, es por ello por lo que una investigación que nos ha llevado un buen número de horas sobre el terreno nos lleve también un buen tiempo de análisis y consultas bibliográficas.

Se buscan otras opiniones, otros puntos de vistas, ideas vanguardistas y se trata de realizar una investigación rigurosa, objetiva, científica –hasta donde podemos- y completa. Distinto es que, a veces, no salga como el investigador pretende, pero casi siempre se acerca uno a ello.

Dentro de todo el análisis que un investigador de campo realiza dentro de una determinada fenomenología, tiene especial importancia –a la hora de analizar- aquellas experiencias que, a posteriori, resultan ser debidas a los denominados ERRORES DE PERCEPCIÓN del testigo.

Errores a la hora de ser testigo de un avistamiento OVNI, aparición u otro fenómeno análogo de carácter paranormal. Errores de interpretación que conducen al equívoco y como consecuencia de ello, explicarlo tras lo paranormal o ufológico. Errores causados por el miedo –todos somos humano y sentimos temor-, el pánico, estado de nervios, psicología, discapacidad física o mental, etc…

El caso que a continuación expongo no tiene demasiada importancia, es más, no creo que justifique un informe, pero en él se puede apreciar con facilidad lo que es un error de percepción provocado por el miedo, esa increíble posesión que hace el terror de nuestra mente…

Nuestra historia comienza el día 25 de Febrero de 1999 (miércoles), tras regresar de trabajar, ducharme y relajarme un poco, sonó el teléfono. Preguntaban por mí, era un amigo cuya abuela tenía un problema que me podía interesar.

La abuela de éste chico, decía oír voces en su habitación, que le hablaban y que a veces no lograba comprender. Oído éste breve relato me cité con éste amigo, Alfonso Chacón, y decidí oír su historia que no difería excesivamente de la primera versión contada.

Su abuelo murió hace unos meses, en el mes de Noviembre, y su abuela vive sola en la sevillana barriada de San Jerónimo –cerca del cementerio de San Fernando de Sevilla-.La señora al estar en la soledad de su casa y por las noches dice oír ruidos y voces extraños, teniendo la convicción de que los muertos quieren recogerla y llevársela con ellos.

Decidimos ir a ver a ésta agradable anciana a su hogar y que me contara lo que le ocurría. Una vez allí me dijo, prácticamente, lo ya citado anteriormente. Eso sí, su relato se ahogaba entre lágrimas, recuerdos de su difunto esposo y seres fallecidos, la visión del cercano cementerio y del miedo, un increíble miedo sentido como consecuencia de toda ésta experiencia.

Los sucesos comenzaron en el mes de Enero de 1999 y se prolonga hasta ahora, cada vez son más evidentes –según ésta señora-.

Decidido a investigar ésta fenomenología, se decidió investigar el caso en la noche del 28 de Febrero de 1999 (día de Andalucía).Nos trasladamos al hogar de esta señora con un amplio abanico de instrumental. Cámara de video de alta sensibilidad de 8 mm, cámaras fotográficas con películas infrarrojas, normal y monocroma, varias grabadoras (2), brújulas, etc…

La señora nos comentó que todo ocurría por la noche y que durante el día la casa estaba muy tranquila. Llegó la noche y le pedimos a la señora que hiciera su vida normal como si nosotros no estuviéramos en la casa. Simplemente actuara como si no estuviéramos.

Eso sí, dejamos fijada la cámara de video en la habitación de la señora junto con una de las grabadoras y éste investigador, Leo, y su amigo Alfonso se parapetaron en el salón con otra cámara de fotografías y otra grabadora con la que registrar posibles psicofonías en otras partes de la casa. Cuando la señora apagó la televisión todo quedó en silencio, eran las 23´56 min. de la noche.

Al cabo de la hora y veinte minutos, eran –más o menos- las 01´20 min, la señora comenzó a chillar y a decir que venían por ella. Salimos todos “disparados” a la habitación y allí estaba Dª.Remedios en medio de un mar de lágrimas diciendo que: “las voces le seguían hablando”, acababa de suceder y todo el equipo seguía funcionando, se debería de haber registrado algo…

Mientras Leo calmaba a la señora con una tila y trataba de conseguir saber lo que le habían dicho esas “voces”, Alfonso y yo nos dispusimos a visionar y escuchar las grabaciones, Alfonso visionó los últimos veinte minutos de filmación sin éxito y yo escuché la cinta magnetofónica.

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