SEVILLA 3.12.2019 / Jose Manuel García Bautista
Sucedió un 1 de Agosto de 1980 cuando desde diferentes rotativos españoles se informaba del asesinato de los marqueses de Urquijo, Manuel de la Sierra y María Lourdes Urquijo, en su domicilio en Somosaguas en Madrid.
Manuel de la Sierra apareció en la cama con un disparo del calibre 22; la marquesa, María Lourdes Urquijo había recibido dos disparos, uno en la boca y otro en el cuello… Los asesinos no habían robado nada y se descartó como móvil el robo.
Se comenzó a buscar un responsable en el entorno cercano de la familia, se supo que la separación de la hija de los marqueses, Miriam de la Sierra (24 años) había sido un foco de conflictos debido a la gran religiosidad de la marquesa amén del excesivo celo económico del marqués.
Por su parte Juan de la Sierra (22 años) había discutido con sus padres antes de partir hacía Londres por motivos de estudio.
Igualmente se levantaron sospechas sobre el ex yerno de los marqueses, Rafael Escobedo; el administrador Diego Martínez Herrera; Richard Dennis Rew, que era el novio de Miriam; Javier Anastasio y Mauricio López Roberts, amigos de los hijos de los marqueses.
Tras intensas pesquisas policiales se inculpa a Rafael Escobedo quién confiesa el asesinato doble, según su declaración penetró en la casa el 1 de Agosto por la puerta lateral y se dirigió a la habitación del marqués sobre el que dispara matándolo, al salir tropieza con una silla que despierta a la marquesa, entra en su habitación y dispara sobre ella, aunque inicialmente no tenía previsto matarla a ella. Tras el doble asesinato huyó en un coche.
Pero la confesión de Escobedo dejaba muchas dudas y cabos sueltos, el más importante -y que no supo responder- fue el de las razones para matar a los marqueses. Pese a ello la condena fue de 53 años, 4 meses y 2 días de prisión.
Contó con la ayuda de Javier Anastasio y Mauricio López Roberts, el primero huyo a Brasil en diciembre de 1987. El segundo de ellos fue juzgado en Febrero de 1990 y condenado a 10 años de pena por encubridor.
En 1988 el condenado Escobedo afirmó al periodista Jesús Quintero que iba a contar la verdad del doble crimen… Ello confirmaba que había más implicados y que, incluso, él fuera un cabeza de turco. Sea como fuere la amenaza de contar la verdad hizo que un 27 de Julio de 1988 apareciera ahorcado en su celda de la prisión del Dueso.
Parecía un suicidio pero se encontró, en la autopsia, restos de cianuro de potasio…
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