Cultura

EL AMOR SECRETO DE JUAN RAMON

Sharing is caring!

POR JOAQUÍN ARBIDE

Se llamaba Marga. Tenía 24 años cuando conoció al poeta. Pocos meses después se suicidaba con un tiro en la sien. El amor imposible pudo más que la precocidad de su éxito como dibujante y escultora.

…Que dulce es 
el amanecer
del día último…
¡Ay, Juan Ramón!

Marga se suicidó por amor. Que equivocados están los que piensan que tales cosas solo pasaban en las novelas románticas. Y cuan equivocados están también, aquellos que piensan que el poeta era un ser extraño, introvertido, que se encerraba en una habitación forrada de corcho para escribir.

Marga, escultora, se ofreció para hacerles sendos bustos en piedra a Zenobia y a Juan Ramón. Era una escusa para ir todos los días a casa y ver al poeta. Le traía libros que había sustraído de bibliotecas o encontraba perdidos por algún rincón. Hija de un general, había recibido una elitista y severa educación, era concentrada, seria, rebelde, vigorosa y algo andrógina.

Antes de terminar el busto de Zenobia, le declaró su amor a Juan Ramón. Este le contestó que no, que amaba a Zenobia. Marga se fue a un hotelito que tenían unos tíos suyos en Las Rozas, escribió unas cartas de despedida y se disparó un tiro en la cabeza.


                           Como soy sola a querer, creo mucho mejor matarme ya, que sin él no puedo… y con él no puedo…

Cuando se supo que Marga había desaparecido, Juan Ramón participó en su búsqueda por todo Madrid. Fue al estudio donde trabajaba, preguntó a amigos comunes, al portero de la casa, a taxistas… Por fin, un familiar le dio la noticia. Aunque poco amigo de actos religiosos, al día siguiente acudió al funeral. Escribió mucho sobre ella. Habló con los padres para hacerle un pequeño jardín en torno a su tumba, para que estuviese siempre entre flores. Mandó hacer un mueble vitrina en nogal y cristales, donde colocó el busto, la blusa que se ponía para trabajar, su martillo, los libros que le había regalado, el diario que le entregó el mismo día de su muerte y unas cintas de colores que buscaba en las tiendas sabiendo que le gustaban… Le prometió a los padres que el busto de Zenobia, al no tener ellos hijos, iría el Museo de Arte Moderno.
En fin. Juan Ramón poeta, sí; pero sobre todo, hombre.

                           Tu sufrimiento, muerta tú,
                           se ha quedado espandido sobre mí,
                           como el rojo del sol después de puesto,
                           por la tarde.
                           Sentimiento sordo, profundo,
                           concentrado, inmenso, como el rojo de
                           la puesta de sol en un crepúsculo
                           eterno.
                           
Juan Ramón Jiménez. Agosto de 1932.

Related posts

El Real acoge noche de dúos transatlánticos con Vanesa Martín y Pastora Soler

Aries Luna

La Térmica celebra este viernes ‘La Noche de los Libros’ en la que participan Cartarescu, Ferris y Anderson

REDACCION

Sonidos de libertad en los Dólmenes de Antequera

ROSA PALOMA GALAN AVILA

Leave a Comment

shares