Almería, 15 Septiembre.- La Policía Nacional ha desmantelado una red criminal dedicada al tráfico de seres humanos.
También a la sustracción de menores de los centros de protección.
Usaban autobuses de empresas ubicadas en Marruecos, España y Francia para realizar los traslados desde el puerto de Almería.
Según ha informado la Policía Nacional en una nota, han sido detenidas 29 personas, en su mayoría marroquíes, aunque también argelinos, malienses y sirios.
De ellos, 26 se detienen en España (11 en Almería, 5 en Murcia, tres en Alicante, tres en Barcelona, dos en Valencia, 1uno en Tarragona y uno en Bilabao).
Otros tres en Francia y once han ingresado en prisión provisional sin fianza.
La presunta organización contaba con una red de captadores especializados por nacionalidades.
Y uno de sus miembros sustraía a menores malienses de un centro de protección de Almería para su tráfico a Europa.
Además, los captores controlaban el contrabando de tabaco, tráfico de hachís y especies cinegéticas en el puerto.
Se han intervenido más de 33.000 euros, diversa documentación, material informático, más de 200 kilogramos de hachís, un vehículo y un remolque.
Origen de la investigación
La investigación comenzó cuando la Policía de Francia comunicó a la Policía Nacional que habían detenido a un ciudadano español.
Fue por conducir un autobús donde viajaban 22 inmigrantes irregulares, entre ellos 6 menores de distintas nacionalidades africanas.
Se inició un operativo en diversas ciudades españolas para identificar a los miembros de una organización criminal.
Estos estaban favoreciendo la inmigración clandestina haciendo uso de empresas de autobuses ubicadas en Marruecos, España y Francia.
Se descubrió que el administrador único de las empresas era un ciudadano marroquí, presunto jefe del entramado criminal.
El punto de partida era el puerto de Almería, desde donde varios de los detenidos captaban a inmigrantes que acababan de llegar a España en patera o de otra forma clandestina.
Les ofrecían llevarles en autobús hasta Francia o Bruselas cobrándoles hasta tres veces más que a un pasajero regular.
Estos captores formaban grupos especializados en nacionalidades, dividiéndose en marroquíes, argelinos, malienses y sirios.
El grupo especializado en malienses se dedicaba a sustraer menores extranjeros no acompañados de un centro de protección de Almería.
Y para fugarse del centro los menores empleaban la violencia contra los trabajadores sociales.
Igualmente en Almería, la organización contaba con los servicios de una persona que ofrecía alojamiento a los inmigrantes irregulares en sus pisos.
Ello a cambio de una elevada contraprestación económica, teniendo que pagar por dormir hacinados en habitaciones.
Desde Almería, los autobuses iniciaban dos rutas, una con destino a Estrasburgo (Francia) y otra con destino a Bruselas (Bélgica).
Tenían numerosas paradas a lo largo de la costa mediterránea para la subida de más inmigrantes.
Son las denominadas “taquillas black” y se situaban en hoteles o locutorios conocidos por los inmigrantes, localizados en Murcia, Alicante, Barcelona y Tarragona.
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