SEVILLA 29.3.2021 / Carlos Medina Almazán

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Un hombre de 37 años ha sido condenado a seis años de cárcel por violar a una turista inglesas de 19 años en el baño de la sala Gold, una discoteca situada en el centro de Málaga. Al parecer, la turista le gritó varias veces «stop», pero él no se detuvo y acabó consumando la agresión sexual.
Los hechos sucedieron el 11 de julio de 2017. La víctima conoció al individuo en el establecimiento y, pese a las dificultades del idioma, entablaron conversación. Según la sentencia, ambos comenzaron a bailar y a besarse en la pista de la discoteca.
Sobre las cuatro de la mañana, la chica le preguntó al procesado dónde estaban los baños de mujeres. Él se ofreció a acompañarla. Una vez allí, cuando la joven entró en uno de los servicios, él se metió tras ella «de forma repentina» y cerró la puerta.
A continuación, el hombre la agarró con fuerza, la giró de espaldas, le levantó el vestido y la violó, siempre según la resolución judicial, contra la que cabe recurso.

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La Audiencia indica que el acusado llevó a cabo la agresión sexual mientras ella le pedía «insistentemente» que parara, diciéndole «stop, stop», mientras lloraba de forma desconsolada. Él, en cambio, hizo caso omiso a sus ruegos y la sujetó con fuerza por la cintura y las piernas, según la sentencia.
Tras ello, el hombre abandonó rápidamente el servicio y ella se quedó un minuto más dentro del baño. Al salir, la chica se lo contó a un amigo, quien alertó al portero del establecimiento. El vigilante se entrevistó con ella, quien le manifestó que había sido violada por un individuo en los aseos. El empleado de seguridad rápidamente alertó de lo sucedido a la Policía.
Tras las investigaciones realizadas por la Policía Nacional, se logró identificar al ahora condenado, quien ha mantenido su versión en todo momento de que el acto sexual fue consentido, y que incluso ella tiró de su brazo para que entrara en el servicio y le pidió mantener sexo, negando que le dijera «stop».
La víctima ha manifestado lo contrario, alegando que cuando él entró en el baño, pensó que seguirían besándose o incluso que le tocaría el cuerpo, a lo que ella, según dijo, no se habría opuesto, ya que él le pareció «buena persona», refleja la resolución. Pero que en ningún momento accedió a continuar, sino que, por el contrario, se opuso con vehemencia y se resistió «físicamente» a la violación, que según ella no pudo impedir por lo reducido del habitáculo.
La sentencia ha concluido que el acusado es culpable de un delito de agresión sexual, por lo que se le impone una pena de seis años de prisión, una indemnización de 15.000 por las lesiones y el daño moral ocasionado y una prohibición de comunicarse por cualquier medio con la víctima durante otros 11 años.

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