SEVILLA 30.8.2020 / Jose Manuel García Bautista
En alguna ocasión hemos escuchado las proezas de hombres que dicen estar tocados por Dios y tener el don de operar -quirúrgicamente- con sus manos. Son los cirujanos psíquicos, pero la realidad es que no todo es tan idílico como ellos manifiestan y esconden una realidad que puede afectar seriamente a su salud.
Introducen los dedos en la carne del paciente sin hacer cortes o abrir herida, extraen trozos de carne o tumores, hay confusión por la sangre, pasan su mano, una gasa y allí no hay rastro de la operación, ¿qué ha sucedido?
Su popularidad creció entre la década de los 60 y los 70, una amplia mayoría provenía de Filipinas y asombraron al mundo con esa cualidad.
Aseguraban operar con las manos únicamente, extirpar los tejidos y no usar ni anestesia ni cicatrices.
El fenómeno se hizo muy popular en EE.UU. tras ser emitido por la prestigiosa televisión norteamericana NBC. De inmediato se comenzó a llamar a la cadena saturando su centralita miles de telespectadores que estaban indignados con lo que estaban emitiendo.
La NBC dijo que nunca podrían haber imaginado que alguien se lo tomaría en serio.
El prestigioso actor británico Peter Sellers viajó a Filipinas durante tres años para que le operasen cirujanos psíquicos, no quiso escuchar a sus médicos y, como era de esperar, tras sólo obedecer a los “cirujanos” filipinos, falleció de un ataque al corazón.
El actor cómico estadounidense Andy Kaufman fallecería en 1984 de un cáncer de pulmón, con sólo 35 años. Un cirujano psíquico le dijo que lo había curado…
Fue el “cirujano” psíquico Tony Agpaoa el primero de ellos en morir de un ataque al corazón, ni su “poder” ni el de sus colegas pudo salvarlo. Curioso cuando menos.
¿Dónde está el fraude?
Pues estos señores tienen una gran habilidad para esconder en la palma de la mano una bolsita con sangre animal y vísceras de estos.
La bolsa se rasga con la uña y el abundante fluidos sanguíneo distrae al paciente mientras el cirujano hace como el que mete la mano en el cuerpo del paciente en una auténtica demostración de contorsionismo que no es real.
Dobla los dedos de manera que los nudillos aprieten con firmeza el cuerpo. Da la impresión que realmente está metiendo la mano en el cuerpo pero es todo falso.
Es la dura realidad, por favor: confíen en sus médicos y huyan de cirujanos psíquicos. Su salud se lo agradecerá.
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