SEVILLA 26.4.2020 / Jose Manuel García Bautista
Sin dudas estamos ante uno de los personajes más populares y conocidos del ocultismo y el chamanismo. Carlos Castaneda era un antropólogo cuya vida cambió en el momento que conoció al hechicero Juan Matus y que inmortalizó en una serie de obras sobre su enseñanza.
Carlos Arana (Castaneda) adquiere la nacionalidad norteamericana en 1959. En 1979 comienza a cursar antropología en la Universidad de California y un año después viaja al sudoeste de los EE.UU para investigar todo lo relacionado con las plantas medicinales y sus métodos de aplicación según los indios nativos. Durante aquel viaje conoció al indio yaqui Don Juan Matus.
Juan Matus nació en México en 1891, era el curandero de la tribu, una persona con profundos conocimientos en plantas medicinales y técnicas mágicas. Además conocía los efectos de las plantas alucinógenas como el peyote o el cactus psicodélico.
Castaneda sabía de la importancia de este curandero ya que había oído hablar de él y pasó a buscarlo. Creyó que los indios le daban mal las indicaciones para que no lo encontrase… Una tarde estaba sentado Carlos Castaneda en la estación de autobuses en una pequeña localidad fronteriza de Arizona y ante él pasó un viejo indio con la cara curtida por el sol y el cabello plateado por el paso inexorable del tiempo, pese a la edad que debía tener se movía con agilidad y entonces alguien susurró a Castaneda: “He´s the magician”. Castaneda salió tras él y logró establecer amistad.
Ambos se sumergieron en el mundo de las pantas medicinales y alucinógenas. Juan Matus lo tomó como aprendiz, tal vez como una forma de transmitir todos sus conocimientos, y el antropólogo para tratar de plasmar todo lo que aquel hechicero escondía.
Carlos Castaneda escribió sus cuatro primeras obras como la historia que narra su aprendizaje, sus experiencias y las teorías mágicas de Don Juan. En su primera obra “Las enseñanzas de Don Juan” Castaneda escribe de una forma más académica, sin embargo sería la única escrita de ésta forma, el resto sería escrita para aquellos que quisieran acercarse a las enseñanzas del chamán de una forma más popular. En sus obras se denota la cultura de los años 60 y las fascinación por los alucinógenos.
Don Juan Matus centraba el corazón de su magia en tres plantas alucinógenas: el estramonio, el peyote y el champiñón psilocébico. Todas ellas -según Don Juan- te podían hacer entrar en comunicación con seres superiores o entidades superiores.
El peyote lo ponían en contacto con un ser llamado Mescalito. Comer ese cactus suponía que Mescalito podía manifestarse ante nosotros y se tomaba conciencia de los signos que ese ser escribía. Ese contacto era el primer paso para la comunicación con “ellos” y la su conversión en amigos del experimentador.
En el proceso de aprendizaje de Carlos Castaneda también se usaba el “pequeño humo” o champiñón psilocébico. Este hongo se sometía a un secado y proceso de pulverización. Luego se introducía en una pipa y se inhalaba, ello permitía liberara el cuerpo…
Carlos Castaneda logró un notable éxito con sus obras, sobre todo por que daba muestras de un conocimiento extremo en la medicina natural india. La universidad de California le concedió el título de Doctor en Filosofía por el libro “Viaje a Ixtlán” donde hablaba de la brujería nativa.
Pero sin embargo los academicistas decían que nadie, excepto Castaneda, había conocido a Don Juan… No se tenía constancia de la existencia de un indio yaqui de las características de Don Juan Matus y los rituales con champiñones alucinógenos eran desconocidos para las tribus del entorno…
Richard De Mille comenzó a investigar la obra de Castaneda llegando a incongruencias en los relatos escritos… Desde lingüísticos hasta el uso de algunas plantas que se calificaron de imposible…
La obra de Carlos Castaneda se vio metida en una eterna polémica hasta su “muerte” en 1998.
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